2. ¡Cuando llamo, respóndeme, Dios mi defensor! En la angustia tú me has dado sosiego: ten compasión de mí y escucha mi oración.

3. ¿Hasta cuándo, señores, no querrán entender? ¿Por qué aman la falsedad y buscan la mentira?

4. Sepan que por mí maravillas hace el Señor, tan pronto como lo llamo, él me escucha.

5. Si tienen rabia, no se arriesguen, guárdenlo para ustedes, en la cama, y quédense luego callados.

6. Según la ley ofrezcan sacrificios y pongan su confianza en el Señor.

7. Muchos dicen: "¿Quién nos hará ver la dicha? ¡Muéstranos, Señor, tu rostro alegre!"

8. Que rebosen de trigo y vino, más alegría das tú a mi corazón.

9. En paz me acuesto y en seguida me duermo, pues tú sólo, Señor, me das seguridad.





“O Senhor sempre orienta e chama; mas não se quer segui-lo e responder-lhe, pois só se vê os próprios interesses. Às vezes, pelo fato de se ouvir sempre a Sua voz, ninguém mais se apercebe dela; mas o Senhor ilumina e chama. São os homens que se colocam na posição de não conseguir mais escutar.” São Padre Pio de Pietrelcina