1. De David. Hazme justicia, Yahveh, pues yo camino en mi entereza, me apoyo en Yahveh y no vacilo.

2. Escrútame, Yahveh, ponme a prueba, pasa al crisol mi conciencia y mi corazón;

3. está tu amor delante de mis ojos, y en tu verdad camino.

4. No voy a sentarme con los falsos, no ando con hipócritas;

5. odio la asamblea de malhechores, y al lado de los impíos no me siento.

6. Mis manos lavo en la inocencia y ando en torno a tu altar, Yahveh,

7. haciendo resonar la acción de gracias, todas tus maravillas pregonando;

8. amo, Yahveh, la belleza de tu Casa, el lugar de asiento de tu gloria.

9. No juntes mi alma con los pecadores, ni mi vida con los hombres sanguinarios,

10. que tienen en sus manos la infamia, y su diestra repleta de soborno.

11. Yo, en cambio, camino en mi entereza; rescátame, ten piedad de mí;

12. mi pie está firme en suelo llano; a ti, Yahveh, bendeciré en las asambleas.





“Não queremos aceitar o fato de que o sofrimento é necessário para nossa alma e de que a cruz deve ser o nosso pão cotidiano. Assim como o corpo precisa ser nutrido, também a alma precisa da cruz, dia a dia, para purificá-la e desapegá-la das coisas terrenas. Não queremos entender que Deus não quer e não pode salvar-nos nem santificar-nos sem a cruz. Quanto mais Ele chama uma alma a Si, mais a santifica por meio da cruz.” São Padre Pio de Pietrelcina