2. Señor, tu fuerza regocija al rey: ¡cómo se alegra si tú lo haces triunfar!

3. Le has cumplido sus más caros deseos, no le has negado lo que te pedía.

4. Tú le presentas buenas bendiciones, con oro fino coronas su cabeza.

5. La vida que te pidió, tú se la diste: largos días, muchos y muchos años.

6. Debido a tu favor, será muy famoso, derramas sobre él honor y majestad.

7. Has puesto sobre él bendiciones eternas, tú lo haces feliz con tu presencia.

8. El rey confía en el Señor, el favor del Altísimo lo hace inquebrantable.

9. Tu mano encontrará a tus adversarios, tu diestra encontrará a los que te odian;

10. los dejarás, en cuanto te presentes, como si estuvieran en un horno. El Señor, en su ira, se los engullirá y un fuego los devorará.

11. Arrancarás de la tierra sus frutos y su semilla de entre los hombres.

12. Si contra ti traman algún mal, o meditan un plan, no se la podrán.

13. Pues tú harás que te den vuelta la espalda y contra ellos dispararás tus flechas.

14. ¡Señor, levántate, muestra tu poder y cantaremos con salmos tus proezas!





“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina