Talált 1214 Eredmények: templo de Jerusalén
Pablo se defendió diciendo: «Yo no he cometido ninguna falta contra la Ley de los judíos, ni contra el Templo, ni contra el César.» (Hecho de los Apóstoles 25, 8)
Entonces Festo, que quería ganarse la amistad de los judíos, preguntó a Pablo: «Si soy yo el que te va a juzgar, ¿quieres subir a Jerusalén?» (Hecho de los Apóstoles 25, 9)
Cuando estuve en Jerusalén, los jefes de los sacerdotes y los ancianos de los judíos presentaron quejas contra él y me pidieron que lo condenara. (Hecho de los Apóstoles 25, 15)
Como yo me perdía en esos asuntos, le pregunté si quería ir a Jerusalén para ser juzgado allí sobre esas cosas. (Hecho de los Apóstoles 25, 20)
y dijo: «Rey Agripa, y todos los presentes: aquí tienen al hombre contra quien toda la comunidad de los judíos ha venido a reclamarme, tanto en Jerusalén como aquí, pidiendo a gritos que no lo dejara con vida. (Hecho de los Apóstoles 25, 24)
Todos los judíos saben cómo he vivido desde mi juventud, tanto en la comunidad judía como en Jerusalén. (Hecho de los Apóstoles 26, 4)
Así lo hice en Jerusalén con los poderes que me dieron los jefes de los sacerdotes: hice encarcelar a muchos creyentes, y cuando eran condenados a muerte, yo di también mi voto. (Hecho de los Apóstoles 26, 10)
Muy por el contrario, empecé a predicar, primero a la gente de Damasco, luego en Jerusalén y en el país de los judíos, y por último en las naciones paganas. Y les pedía que se arrepintieran y se convirtieran a Dios, mostrando en adelante los frutos de una verdadera conversión. (Hecho de los Apóstoles 26, 20)
Por cumplir esta misión los judíos me detuvieron en el Templo y trataron de matarme. (Hecho de los Apóstoles 26, 21)
Tres días después Pablo convocó a los judíos principales. Una vez reunidos, les dijo: «Hermanos, acaban de traerme preso de Jerusalén. He sido entregado a los romanos sin que yo haya ofendido a las autoridades de nuestro pueblo ni las tradiciones de nuestros padres. (Hecho de los Apóstoles 28, 17)
con cantidad de milagros y prodigios, y el poder del Espíritu Santo. Desde Jerusalén hasta el Ilírico, por todas partes he esparcido la Buena Nueva de Cristo. (Carta a los Romanos 15, 19)
Ahora me dirijo a Jerusalén para asistir a esa comunidad, (Carta a los Romanos 15, 25)