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Sacrificaron a demonios y no a Dios, a dioses desconocidos para ellos; dioses nuevos, recién llegados, jamás venerados por sus padres. (Deuteronomio 32, 17)
Pues irritasteis a vuestro creador, ofreciendo sacrificios a los demonios, y no a Dios. (Baruc 4, 7)
Un fuego caerá sobre ella de parte del eterno por muchos días, y será morada de demonios mucho tiempo. (Baruc 4, 35)
Muchos me dirán en aquel día: ¡Señor! ¡Señor!, ¿no hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre hemos arrojado a los demonios y hecho muchos milagros en tu nombre? (Mateo 7, 22)
y los demonios le pidieron: "Si nos echas, envíanos a la piara de cerdos". (Mateo 8, 31)
Pero los fariseos decían: "Echa a los demonios con el poder del príncipe de los demonios". (Mateo 9, 34)
Curad a los enfermos, resucitad a los muertos, limpiad a los leprosos, echad a los demonios: gratis lo habéis recibido, dadlo gratis. (Mateo 10, 8)
Pero los fariseos, al oírlo, dijeron: "Éste echa los demonios con el poder de Belcebú, príncipe de los demonios". (Mateo 12, 24)
Si yo echo los demonios con el poder de Belcebú, ¿con qué poder lo echan vuestros hijos? Por eso ellos mismos serán vuestros jueces. (Mateo 12, 27)
Pero si echo los demonios con el Espíritu de Dios, es señal de que ha llegado a vosotros el reino de Dios. (Mateo 12, 28)
Jesús curó a muchos pacientes de diversas enfermedades y lanzó muchos demonios; pero no les dejaba hablar, porque lo conocían. (Marcos 1, 34)
Y marchó a predicar en las sinagogas por toda Galilea, y echaba a los demonios. (Marcos 1, 39)