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las vestiduras preciosas para el ministerio en el lugar sagrado y las vestiduras sagradas de Aarón y de sus hijos para ejercer el sacerdocio. (Exodo 39, 41)
Éste será el servicio de los clanes guersonitas en la tienda de la reunión. Su ministerio estará bajo la vigilancia del sacerdote Itamar, hijo de Aarón". (Números 4, 28)
Tú y tus hijos ejerceréis vuestras funciones sacerdotales en todo lo que se refiere al altar y a cuanto hay detrás del velo; sois vosotros los que habéis de hacer este servicio. Os he dado el ministerio del sacerdocio como un don; el extraño que se acerque morirá". (Números 18, 7)
podrá ejercer su ministerio en nombre del Señor, su Dios, como todos sus hermanos levitas que están allí al servicio del Señor, (Deuteronomio 18, 7)
Fue aquel día cuando David ordenó por primera vez a Asaf y a sus hermanos elevar al Señor esta alabanza: (I Crónicas 16, 7)
Grande es el Señor y digno de alabanza, temible sobre todos los dioses. (I Crónicas 16, 25)
Dad al Señor, familias de la tierra, dad al Señor la gloria y la alabanza, (I Crónicas 16, 28)
Decid: "¡Sálvanos, oh Dios, salvación nuestra!; reúnenos y sácanos de en medio de las gentes, para que podamos glorificar tu nombre y nosotros mismos nos gloriemos en tu alabanza. (I Crónicas 16, 35)
Hijos de Yedutún: Godolías, Serí, Isaías, Simeí, Yasabías y Matatías, seis, bajo la dirección de Yedutún, que profetizaba al son de la cítara en honor y alabanza del Señor. (I Crónicas 25, 3)
Los sacerdotes asistían en su ministerio y los levitas tocaban con los instrumentos musicales del Señor, que había hecho el rey David para acompañar las alabanzas del Señor: "Porque es eterno su amor". De esta manera ejecutaban las alabanzas de David. Los sacerdotes sonaban frente a ellos las trompetas mientras todo Israel estaba en pie. (II Crónicas 7, 6)
Tan pronto como comenzó el canto de júbilo y alabanza, el Señor suscitó la confusión entre los amonitas, los moabitas y los de las montañas de Seír, que venían a atacar a Judá, y se enfrentaron unos contra otros. (II Crónicas 20, 22)
Al ver al rey, que estaba de pie sobre el estrado, a la entrada, y a los cantores y trompeteros junto a él con toda la gente del país jubilosa y tocando las trompetas mientras los cantores con los instrumentos músicos entonaban cantos de alabanza, se rasgó las vestiduras y gritó: "¡Traición, traición!". (II Crónicas 23, 13)