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la siguiente carta: «El rey Antíoco, a Simón, Sumo Sacerdote y jefe, y a la nación judía, paz. (1 Macabeos 15, 2)
La misma carta fue dirigida al rey Demetrio, a Atalo, a Ariartes, a Arsaces (1 Macabeos 15, 22)
Mandó también otros a Gazer con la orden de matar a Juan, y solicitó por carta de los comandantes de las tropas judías que vinieran donde él, prometiéndoles plata, oro y regalos. (1 Macabeos 16, 19)
Apolonio se entrevistó con el rey y lo informó de las citadas riquezas; éste mandó a Heliodoro, encargado de sus negocios, con una carta que lo autorizaba para trasladar aquellos tesoros. (2 Macabeos 3, 7)
Todavía más; como ni aun así disminuían sus dolores, porque había caído sobre él el justo juicio de Dios, desesperado por su salud, escribió a los judíos esta carta suplicante, diciéndoles: (2 Macabeos 9, 18)
También me doy cuenta que los reyes y príncipes vecinos están espiando la ocasión y esperando el momento oportuno. Por eso, he designado rey a mi hijo Antíoco, a quien ya les había presentado y recomendado a la mayoría de ustedes, cuando tenía que ir a las regiones del norte. A él le he escrito la carta que les comunico. (2 Macabeos 9, 25)
La carta de Lisias decía así: «Lisias, al pueblo judío, salud. (2 Macabeos 11, 16)
La carta del rey decía lo siguiente: «El rey Antíoco saluda a su hermano Lisias. (2 Macabeos 11, 22)
La carta del rey al pueblo judío era ésta: «El rey Antíoco al Consejo de los Ancianos y a todo el pueblo judío, salud. (2 Macabeos 11, 27)
También los romanos les enviaron una carta con el siguiente contenido: «Quinto Memmio y Tito Mnaio, enviados de los romanos, saludan al pueblo judío. (2 Macabeos 11, 34)
Ezequías tomó la carta que traían los embajadores y la leyó. En seguida subió al Templo de Yavé y la desenrolló delante de Yavé. (Isaías 37, 14)
Esta es la carta que el profeta Jeremías escribió desde Jerusalén a los ancianos que no habían muerto, sino que estaban cautivos, a los sacerdotes, profetas y al pueblo en general que Nabucodonosor había desterrado de Jerusalén a Babilonia. (Jeremías 29, 1)