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Me dijo: "Hijo de hombre, has visto el lugar de mi trono, el sitio para la planta de mis pies; allí habitaré para siempre en medio de los Israelitas. El pueblo de Israel junto con sus reyes no ensuciará más mi Santo Nombre con sus prostituciones o con los cadáveres de sus reyes cuando éstos mueran. (Ezequiel 43, 7)
Por eso, ahora arrojen de mí sus prostituciones y los cadáveres de sus reyes, de tal manera que pueda habitar en medio de ustedes para siempre. (Ezequiel 43, 9)
El rey dijo a Asfenaz, jefe de su personal, que trajera algunos israelitas de la descendencia de los reyes y de los nobles. (Daniel 1, 3)
él ordena los tiempos y los acontecimientos, da el poder a los reyes o se lo quita; da a los sabios sabiduría, y ciencia a los entendidos.» (Daniel 2, 21)
A ti, ¡oh, rey!, el más poderoso entre todos los reyes, Dios te ha dado el reino, el imperio, el poder y la gloria. Los hombres, los animales y los pájaros, dondequiera que habiten, los ha puesto Dios bajo tu mano. Dios te ha hecho su soberano y, por eso, la cabeza de oro eres tú. (Daniel 2, 38)
En tiempos de estos reyes, Dios hará surgir un Reino que jamás será destruido. Este Reino no pasará a otras manos, sino que pulverizará y destruirá a todos estos reinos y él permanecerá eternamente. (Daniel 2, 44)
El rey dijo a Daniel: «Verdaderamente el Dios de ustedes es el Dios de los dioses y el Señor de los reyes, el revelador de los misterios, puesto que tú pudiste explicar este misterio.» (Daniel 2, 47)
«Estas cuatro bestias son cuatro reyes que se levantarán de la tierra. (Daniel 7, 17)
Los diez cuernos indican que del reino saldrán diez reyes, y después vendrá otro diferente de los primeros, que derribará a tres reyes (Daniel 7, 24)
El carnero que has visto, con sus dos cuernos, significa los reyes de los medos y los persas. (Daniel 8, 20)
El macho cabrío velludo es el rey de Grecia; el cuerno grande entre sus ojos es el primero de sus reyes, (Daniel 8, 21)
No escuchamos a tus siervos los profetas, que, en nombre tuyo, hablaban a nuestros reyes, a nuestros jefes, a nuestros padres y a todo el pueblo del país (Daniel 9, 6)