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Luego añadió: "Dispérsense entre el pueblo y díganle que me traiga cada uno su buey o su oveja. Degüéllenlos aquí y coman; pero no pequen contra el Señor comiendo carne con sangre". Esa noche, cada uno llevó el buey que tenía a mano y lo degollaron en aquel lugar. (I Samuel 14, 34)
Saúl dijo a la tropa: "Bajemos esta noche a perseguir a los filisteos; los saquearemos hasta que despunte el alba y no les dejaremos ni un solo hombre". Ellos respondieron: "Obra como mejor te parezca". Pero el sacerdote dijo: "Consultemos a Dios aquí mismo". (I Samuel 14, 36)
"Estoy arrepentido de haber hecho rey a Saúl, porque se ha apartado de mí y no ha cumplido mis palabras". Samuel quedó muy perturbado y pasó la noche clamando al Señor. (I Samuel 15, 11)
Saúl trató de clavarlo contra la pared con la lanza. Pero David esquivó el golpe de Saúl, y la lanza se clavó en la pared. En seguida David huyó y se puso a salvo. Aquella misma noche, (I Samuel 19, 10)
Saúl envió unos emisarios a la casa de David, para vigilarlo y darle muerte a la mañana. Pero Mical, su esposa, le advirtió: "Si no salvas tu vida esta noche, mañana estarás muerto". (I Samuel 19, 11)
También él se despojó de su ropa y estuvo en trance delante de Samuel. Luego cayó rendido, y estuvo desnudo todo aquel día y aquella noche. Por eso se suele decir: "¿También Saúl está entre los profetas?". (I Samuel 19, 24)
Ellos fueron para nosotros una muralla, de día y de noche, mientras estuvimos con ellos apacentando el rebaño. (I Samuel 25, 16)
David y Abisai llegaron de noche, mientras Saúl estaba acostado, durmiendo en el centro del campamento. Su lanza estaba clavada en tierra, a su cabecera, y Abner y la tropa estaban acostados alrededor de él. (I Samuel 26, 7)
Saúl se disfrazó, poniéndose otra ropa, y partió en compañía de dos hombres. Llegaron de noche, y Saúl dijo a la mujer: "Predíceme el futuro evocando a un muerto, y haz que se aparezca el que yo te diga". (I Samuel 28, 8)
Al instante, Saúl se desplomó en tierra cuan largo era, aterrorizado por lo que había dicho Samuel. Además, estaba sin fuerzas porque no había comido nada en todo el día y toda la noche. (I Samuel 28, 20)
Después sirvió todo eso a Saúl y a sus servidores. Ellos comieron y se pusieron en camino aquella misma noche. (I Samuel 28, 25)
todos los hombres valientes emprendieron la marcha y, después de caminar toda la noche, retiraron de los muros de Betsán el cadáver de Saúl y los cadáveres de sus hijos; luego volvieron a Iabés y allí los quemaron. (I Samuel 31, 12)