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  • El amalecita y el cananeo habitan en el llano. Mañana, volveos y partid para el desierto, camino del mar de Suf.» (Números 14, 25)

  • Déjanos, por favor, pasar por tu tierra. No cruzaremos por campo ni por viñedo, ni beberemos agua de pozo. Seguiremos el camino real, sin torcer ni a la derecha ni a la izquierda hasta que crucemos tus fronteras.» (Números 20, 17)

  • Oyó el rey de Arad, cananeo, que ocupaba el Négueb, que llegaba Israel por el camino de Atarim, y atacó a Israel y le hizo algunos prisioneros. (Números 21, 1)

  • Partieron de Hor de la Montaña, camino del mar de Suf, rodeando la tierra de Edom. El pueblo se impacientó por el camino. (Números 21, 4)

  • «Quisiera pasar por tu tierra. No me desviaré por campos y viñedos, ni beberé agua de pozo. Seguiremos el camino real hasta que crucemos tus fronteras.» (Números 21, 22)

  • Se volvieron y subieron camino de Basán. Og, rey de Basán, salió a su encuentro con toda su gente, para darles batalla en Edreí. (Números 21, 33)

  • Cuando iba, se encendió la ira de Yahveh y el Angel de Yahveh se puso en el camino para estorbarle. El montaba la burra y sus dos muchachos iban con él. (Números 22, 22)

  • La burra vio al Angel de Yahveh plantado en el camino, la espada desenvainada en la mano. La burra se apartó del camino y se fue a campo traviesa. Balaam pegó a la burra para hacerla volver al camino. (Números 22, 23)

  • Entonces abrió Yahveh los ojos de Balaam, que vio al Angel de Yahveh, de pie en el camino, la espada desenvainada en la mano; y se inclinó y postró rostro en tierra. (Números 22, 31)

  • El Angel de Yahveh le dijo; «¿Por qué has pegado a tu burra con ésta ya tres veces? He sido yo el que he salido a cerrarte el paso, porque delante de mí se tuerce el camino. (Números 22, 32)

  • Dijo entonces Balaam al Angel de Yahveh: «He pecado, pues no sabía que tú te habías puesto en mi camino. Pero ahora mismo, si esto te parece mal, me vuelvo.» (Números 22, 34)

  • Luego se levantó Balaam, y se fue de vuelta a su país. También Balaq se fue por su camino. (Números 24, 25)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina