Fundar 201 Resultados para: utensilios de bronce
Nabucodonosor, rey de Babilonia, subió contra él y le ató con cadenas de bronce para conducirle a Babilonia. (II Crónicas 36, 6)
El rey Ciro mandó tomar los utensilios de la Casa de Yahveh que Nabucodonosor se había llevado de Jerusalén y había depositado en el templo de su dios. (Esdras 1, 7)
copas de oro: 30; copas de plata: 1.000; estropeadas: 410; otros utensilios: 1.000. (Esdras 1, 10)
Total de los utensilios de oro y plata: 5.400. Todo esto se lo llevó Sesbassar cuando se permitió a los deportados volver de Babilonia a Jerusalén. (Esdras 1, 11)
además los utensilios de oro y plata de la Casa de Dios que Nabucodonosor había quitado al santuario de Jerusalén y había llevado al santuario de Babilonia, el rey Ciro los mandó sacar del santuario de Babilonia, y entregar a un hombre llamado Sesbassar, a quien constituyó sátrapa; (Esdras 5, 14)
y le dijo: Toma estos utensilios; vete a llevarlos al santuario de Jerusalén y que sea reconstruida la Casa de Dios en su emplazamiento; (Esdras 5, 15)
Además, los utensilios de oro y plata de la Casa de Dios, que Nabucodonosor sacó del santuario de Jerusalén y se llevó a Babilonia, serán restituidos, para que todo vuelva a ocupar su lugar en el santuario de Jerusalén y vuelva a ser colocado en la Casa de Dios. (Esdras 6, 5)
Los utensilios que se te entregan para el servicio de la Casa de tu Dios, deposítalos delante de tu Dios en Jerusalén. (Esdras 7, 19)
les pesé la plata, el oro y los utensilios, ofrendas que el rey, sus consejeros, sus jefes y todos los israelitas que se encontraban allí habían reservado para la Casa de nuestro Dios. (Esdras 8, 25)
Pesé y les entregué 650 talentos de plata, cien utensilios de plata de dos talentos, cien talentos de oro, (Esdras 8, 26)
veinte copas de oro de mil dáricos y dos objetos de hermoso bronce dorado, preciosos como el oro. (Esdras 8, 27)
Y les dije: «Vosotros estáis consagrados a Yahveh; estos utensilios son sagrados; esta plata y este oro son una ofrenda voluntaria a Yahveh, Dios de nuestros padres. (Esdras 8, 28)