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por eso, voy a traer la desventura sobre la casa de Jeroboán: exterminaré de ella a todos los varones, libres o esclavos, y barreré a la casa de Jeroboán como se barre el estiércol, totalmente. (I Reyes 14, 10)
Una mujer, esposa de un discípulo de los profetas, fue a lamentarse a Eliseo: "Mi marido ha muerto. Tú bien sabes que tu siervo era temeroso del Señor. Pues bien, el acreedor ha venido a llevarse mis dos hijos como esclavos". (II Reyes 4, 1)
Y ahora queréis hacer a los de Judá y Jerusalén esclavos y esclavas vuestros. Pero es que ¿no sois también vosotros culpables ante el Señor vuestro Dios? (II Crónicas 28, 10)
Nabucodonosor llevó al destierro de Babilonia a todos los que habían escapado de la espada, los cuales pasaron a ser esclavos del rey y de sus hijos hasta el establecimiento del reino persa. (II Crónicas 36, 20)
sin contar sus esclavos y esclavas, que eran siete mil trescientos treinta y siete, más doscientos cantores y cantoras. (Esdras 2, 65)
Porque somos esclavos, pero nuestro Dios no nos ha desamparado en nuestra esclavitud; antes bien, nos ha granjeado el favor de los reyes de Persia, nos ha dado un respiro para reconstruir el templo de nuestro Dios y restaurar sus ruinas y nos ha procurado un refugio seguro en Judá y en Jerusalén. (Esdras 9, 9)
sin contar sus esclavos y esclavas, que eran siete mil trescientos treinta y siete, más doscientos cuarenta y cinco cantores y cantoras. (Nehemías 7, 67)
Y ahora nosotros mismos somos esclavos; y en la tierra que tú diste a nuestros padres para que gozaran de sus frutos y sus bienes, en ella misma estamos sometidos a esclavitud. (Nehemías 9, 36)
Los hombres y sus esposas, sus hijos, incluso pequeñitos; sus animales, los forasteros, los jornaleros y los esclavos, se pusieron cilicios sobre sus cuerpos. (Judit 4, 10)
El rey de Egipto les forzó a hacer ladrillos, los humilló y redujo a la condición de esclavos. (Judit 5, 11)
Mejor es para nosotros ser su botín. Seremos sus esclavos; pero viviremos y no veremos morir a nuestros niños ni perecer a nuestras mujeres y jóvenes. (Judit 7, 27)
Pero entregaste a sus jefes a la matanza y su lecho, que presenció su ignominia, al engaño y a la sangre; castigaste a los esclavos juntamente con los poderosos, y a éstos en sus tronos; (Judit 9, 3)