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Ragüel entonces se levantó, lo abrazó y se echó a llorar. Después le dijo: "Bendito seas, joven, hijo de un padre tan bueno. ¡Qué pena que un hombre tan honrado y tan caritativo se haya quedado ciego!". Abrazó de nuevo a Tobías, y se puso a llorar. (Tobías 7, 6)
Se lavaron y se sentaron a la mesa. Tobías dijo a Rafael: "Hermano Azarías, di a Ragüel que me dé a mi pariente Sara por esposa". (Tobías 7, 9)
Tobías respondió: "No comeré ni beberé hasta que no te hayas decidido a ello". Ragüel dijo: "Bien, te la doy por esposa conforme a lo prescrito en la ley de Moisés, pues así estaba determinado por el cielo. Hazte cargo de ella. Desde ahora tú serás su esposo, y ella tu esposa será tuya para siempre. Que el Señor del cielo os asista esta noche y os conceda su amor y su paz". (Tobías 7, 12)
Ragüel llamó a su hija Sara, la cogió de la mano y se la dio a Tobías, diciéndole: "Hazte cargo de ella, conforme a la ley y lo que está mandado en el libro de Moisés, y llévala a casa de tu padre. Que el Dios del cielo os guíe en paz". (Tobías 7, 13)
Luego dijo a la madre que trajera un papel, en el que escribieron el contrato matrimonial, es decir, que daba a su hija por mujer a Tobías según lo prescrito en la ley de Moisés. Y lo selló. Después se pusieron a comer y beber. (Tobías 7, 14)
Tobías recordó entonces las palabras de Rafael. Sacó de su talega el hígado y el corazón del pez y los echó en el brasero del incienso. (Tobías 8, 2)
Habían salido todos, y la puerta del dormitorio estaba ya cerrada. Tobías se levantó y le dijo a Sara: "Levántate, mujer; recemos y supliquemos a nuestro Señor que tenga misericordia de nosotros y nos proteja". (Tobías 8, 4)
Ella se levantó, y rezaron y suplicaron al Señor que los protegiera. Tobías rezó así: "Bendito seas, Dios de nuestros padres, y bendito tu nombre para siempre. Que los cielos y todas las criaturas te bendigan por los siglos. (Tobías 8, 5)
Luego llamó a Tobías y le dijo: "Tienes que quedarte aquí dos semanas comiendo y bebiendo en mi casa y alegrando a mi hija, que tanto ha sufrido. (Tobías 8, 20)
Tobías llamó a Rafael y le dijo: (Tobías 9, 1)
Rafael partió con cuatro criados y dos camellos para Ragués de Media y se hospedaron en casa de Gabael. Le entregaron el recibo y le comunicó que Tobías, hijo de Tobit, se había casado y le invitaba a la boda. Gabael trajo las talegas con los sellos, y las cargaron. (Tobías 9, 5)
A buena hora se pusieron en camino y llegaron a la boda. Al entrar en casa de Ragüel, encontraron a Tobías sentado a la mesa. Se levantó y saludó a Gabael, que se echó a llorar y lo bendijo así: "¡Hombre bueno y honrado, hijo de un hombre honrado, justo y limosnero! Que el Señor te bendiga con bendiciones celestiales a ti, a tu mujer, a su padre y a su madre. Bendito sea Dios, que he visto a Tobías tan parecido a mi primo Tobit". (Tobías 9, 6)