Löydetty 73 Tulokset: bienes
Colmó de bienes a los hambrientos, y despidió a los ricos con las manos vacías. (Evangelio según San Lucas 1, 53)
El menor dijo a su padre: "Dame la parte de la hacienda que me corresponde." Y el padre repartió sus bienes entre los dos. (Evangelio según San Lucas 15, 12)
Jesús dijo también a sus discípulos: «Había un hombre rico que tenía un administrador, y le vinieron a decir que estaba malgastando sus bienes. (Evangelio según San Lucas 16, 1)
Por lo tanto, si ustedes no han sido dignos de confianza en manejar el sucio dinero, ¿quién les va a confiar los bienes verdaderos? (Evangelio según San Lucas 16, 11)
Y si no se han mostrado dignos de confianza con cosas ajenas, ¿quién les confiará los bienes que son realmente nuestros? (Evangelio según San Lucas 16, 12)
Abraham le respondió: «Hijo, recuerda que tú recibiste tus bienes durante la vida, mientras que Lázaro recibió males. Ahora él encuentra aquí consuelo y tú, en cambio, tormentos. (Evangelio según San Lucas 16, 25)
Pero Zaqueo dijo resueltamente a Jesús: «Señor, voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres, y a quien le haya exigido algo injustamente le devolveré cuatro veces más.» (Evangelio según San Lucas 19, 8)
Se introducen con sus largas oraciones, y luego devoran los bienes de las viudas. Esos tendrán una sentencia muy rigurosa.» (Evangelio según San Lucas 20, 47)
vendían sus bienes y propiedades y repartían después el dinero entre todos según las necesidades de cada uno. (Hecho de los Apóstoles 2, 45)
La multitud de los fieles tenía un solo corazón y una sola alma. Nadie consideraba como propios sus bienes, sino que todo lo tenían en común. (Hecho de los Apóstoles 4, 32)
Quisieron hacerlo, y de hecho estaban en deuda con ellos, pues si han participado de los bienes espirituales de los judíos, es justo que los sirvan en lo material. (Carta a los Romanos 15, 27)
La religión de la Ley tiene una sombra de los bienes por venir, pero no la verdadera figura de las cosas. Por eso no puede llevar a la perfección mediante los sacrificios a los que vuelven a ofrecerlos año tras año. (Carta a los Hebreos 10, 1)