Löydetty 2139 Tulokset: señor de señores
Se lo anunciaron a Jotam, quien se colocó en la cumbre del monte Garizim. Allí alzó la voz y clamó: «Escúchenme, señores de Siquem, y que Dios los escuche. (Jueces 9, 7)
y ustedes se han lanzado hoy contra la familia de mi padre. Ustedes han matado de una vez a todos sus hijos, setenta hombres, y han puesto por rey sobre los señores de Siquem a Abimelec, el hijo de su esclava, por ser el hermano de ustedes. (Jueces 9, 18)
De lo contrario, que salga fuego de Abimelec y devore a los señores de Siquem y a su consejo; y que salga fuego de los señores de Siquem y de su consejo y devore a Abimelec.» (Jueces 9, 20)
Pero Yavé envió un espíritu de discordia entre Abimelec y los señores de Siquem; y entonces los señores de Siquem traicionaron a Abimelec. (Jueces 9, 23)
Así debía ser castigado el crimen cometido contra los setenta hijos de Jerubaal, para que su sangre cayera sobre su hermano Abimelec, que los había asesinado, y también sobre los señores de Siquem, que lo habían ayudado a asesinar a sus hermanos. (Jueces 9, 24)
Por hacerle daño, los señores de Siquem prepararon emboscadas en las cimas de los montes y saqueaban a todo el que pasaba cerca del camino. Abimelec fue avisado. (Jueces 9, 25)
Entonces llegó Gaal, hijo de Obed, acompañado de sus hermanos, el cual se ganó la confianza de los señores de Siquem. (Jueces 9, 26)
Manoaj invocó a Yavé y dijo: «Te ruego, Señor, que el hombre de Dios que has enviado venga otra vez donde nosotros y nos enseñe lo que hemos de hacer con el niño que va a nacer.» (Jueces 13, 8)
Sansón invocó a Yavé y exclamó: «Señor, Yavé, dígnate acordarte de mí, devuélveme la fuerza nada más que por esta vez para que de un golpe me vengue de los filisteos por mis dos ojos.» (Jueces 16, 28)
Que el Señor les recompense todo lo bueno que han hecho con mis hijos y conmigo y les permita que encuentren cada una un esposo con quien puedan vivir en paz.» (Rut 1, 9)
Donde tú mueras, allí también quiero morir y ser enterrada yo. Que el Señor me castigue como es debido si no es la muerte la que nos separe.» (Rut 1, 17)
les dijo: «No me llamen por mi nombre, sino díganme Amarga, porque el Todopoderoso me ha llenado de amargura. Partí con todo, y el Señor me hace volver con las manos vacías. ¿Para qué, pues, me llaman Noemí, cuando Yavé me ha condenado a ser una desgraciada?» (Rut 1, 21)