Löydetty 103 Tulokset: llevar las cargas

  • A causa de ese olor insoportable, nadie podía llevar ahora al que poco antes se creía capaz de tocar los astros del cielo. (II Macabeos 9, 10)

  • Reconfortados con estas bellísimas palabras de Judas, capaces de llevar al heroísmo y de robustecer los corazones juveniles, todos decidieron no quedarse a la defensiva, sino lanzarse valerosamente a la ofensiva, y decidir la situación luchando con la mayor valentía, porque estaban en peligro la Ciudad, las instituciones sagradas y el Santuario. (II Macabeos 15, 17)

  • Si un jefe se deja llevar de habladurías, todos sus servidores se vuelven malvados. (Proverbios 29, 12)

  • Decidí estimular mi carne con el vino, manteniendo la mente lúcida, y dejarme llevar de la insensatez, hasta ver qué les conviene hacer a los hombres bajo el cielo, en los contados días de su vida. (Eclesiastés 2, 3)

  • No te dejes llevar por el enojo, porque el enojo se alberga en el pecho de los necios. (Eclesiastés 7, 9)

  • No te dejes llevar por todos los vientos ni vayas por cualquier camino: así obra el pecador que habla con doblez. (Eclesiástico 5, 9)

  • Déjate llevar por lo que te dicta el corazón, porque nadie te será más fiel que él: (Eclesiástico 37, 13)

  • No te dejes llevar por la tristeza, aléjala, acordándote de tu fin. (Eclesiástico 38, 20)

  • Si ete mujeres agarrarán a un hombre, en aquel día, diciendo: "Comeremos nuestro propio pan y nos vestiremos con nuestra ropa, con tal de llevar tu nombre: ¡borra nuestra afrenta!". (Isaías 4, 1)

  • El espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Él me envió a llevar la buena noticia a los pobres, a vendar los corazones heridos, a proclamar la liberación a los cautivos y la libertad a los prisioneros, (Isaías 61, 1)

  • Los haré pedazos unos contra otros, a los padres y a los hijos juntamente -oráculo del Señor-: no me dejaré llevar de la piedad, ni de la clemencia, ni de la compasión, sino que los destruiré". (Jeremías 13, 14)

  • Así habla el Señor: Cuídense bien, por su propia vida, de llevar una carga en día sábado y de introducirla por la puertas de Jerusalén. (Jeremías 17, 21)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina