Löydetty 40 Tulokset: mensajero divino
¿Quién es ciego, sino mi servidor y sordo como el mensajero que yo envío? ¿Quién es ciego como el que ha pactado conmigo y sordo como el servidor del Señor? (Isaías 42, 19)
en todas sus angustias. No intervino ni un emisario ni un mensajero: él mismo, en persona, los salvó; por su amor y su clemencia, él mismo los redimió; los levantó y los llevó en todos los tiempos pasados. (Isaías 63, 9)
Va corriendo un emisario tras otro, un mensajero tras otro, para anunciar al rey de Babilonia que toda su ciudad ha sido tomada. (Jeremías 51, 31)
Más aún, ellas mandaron llamar por medio de un mensajero a hombres que debían venir de lejos. Así llegaron aquellos para los que tú te bañaste, te pintaste los ojos y te adornaste con joyas. (Ezequiel 23, 40)
Hijo de hombre, di al príncipe de Tiro: Así habla el Señor: Tu corazón se llenó de arrogancia y dijiste: "Yo soy un dios; estoy sentado en un trono divino, en el corazón de los mares". ¡Tú, que eres un hombre y no un dios, te has considerado igual a un dios! (Ezequiel 28, 2)
Ageo, el mensajero del Señor, habló al pueblo conforme al mensaje del Señor, diciendo: "Yo estoy con ustedes -oráculo del Señor-". (Ageo 1, 13)
Porque los labios del sacerdote guardan la ciencia y de su boca se busca la instrucción, porque es el mensajero del Señor de los ejércitos. (Malaquías 2, 7)
Yo envío a mi mensajero, para que prepare el camino delante de mí. Y en seguida entrará en su Templo el Señor que ustedes buscan; y el Ángel de la alianza que ustedes desean ya viene, dice el Señor de los ejércitos. (Malaquías 3, 1)
Él es aquel de quien está escrito: Yo envío a mi mensajero delante de ti, para prepararte el camino. (Mateo 11, 10)
Como está escrito en el libro del profeta Isaías: Mira, yo envío a mi mensajero delante de ti para prepararte el camino. (Marcos 1, 2)
Él es aquel de quien está escrito: Yo envío a mi mensajero delante de ti para prepararte el camino. (Lucas 7, 27)
¿Y qué le respondió el oráculo divino?: Me he reservado siete mil hombres que no doblaron su rodilla ante Baal. (Romanos 11, 4)