Löydetty 342 Tulokset: plata
Ahora bien, ustedes verán en Babilonia dioses de plata, de oro y de madera, que son llevados a hombros, e infunden temor a las naciones. (Baruc 6, 3)
La lengua de esos dioses, en efecto, ha sido limada por un artífice, y aunque ellos están recubiertos de oro y plata, son falsos y no pueden hablar. (Baruc 6, 7)
También, algunas veces, los sacerdotes sustraen a sus dioses el oro y la plata, que gastan para sí mismos y los dan, incluso, a las prostitutas sagradas. (Baruc 6, 9)
Adornan con vestidos a estos dioses de plata, oro y madera, como si fueran hombres, pero ellos no pueden librarse del orín y de la polilla, (Baruc 6, 10)
¿Cómo se los puede llamar dioses? ¡Si son mujeres las que sirven a esos dioses de plata, de oro y de madera! (Baruc 6, 29)
Estos pedazos de madera, recubiertos de oro y plata, son como piedras extraídas de la montaña, y sus servidores quedarán avergonzados. (Baruc 6, 38)
Como son simples pedazos de madera recubiertos de oro y plata, más tarde se sabrá que son pura mentira. Se pondrá de manifiesto a todas las naciones y a todos los reyes que no son dioses, sino obras de manos de hombres, y que no hay nada en ellos que sea obra de Dios. (Baruc 6, 50)
Si llega a caer fuego sobre el templo de estos dioses de madera recubiertos de oro y plata, sus sacerdotes huirán y se pondrán a salvo, mientras que ellos se quemarán como postes. (Baruc 6, 54)
Estos dioses de madera recubiertos de plata y oro no pueden salvarse de ladrones y salteadores; los más fuertes les arrancan el oro y la plata y se van con las vestiduras que los cubrían, sin que ellos se puedan socorrer a sí mismos. (Baruc 6, 57)
Así como un espantapájaros en un melonar no protege nada, así sucede también con sus dioses de madera recubiertos de oro y plata. (Baruc 6, 69)
Arrojarán su plata por las calles y su oro se convertirá en basura: su plata y su oro no podrán salvarlos el día del furor del Señor. No saciarán su avidez, ni llenarán sus entrañas, porque el oro y la plata fueron la piedra de tropiezo que los hizo caer en la iniquidad. (Ezequiel 7, 19)
Estabas adornada de oro y de plata, tu vestido era de lino fino, de seda y de tela bordada; te alimentabas con la mejor harina, con miel y aceite. Llegaste a ser extraordinariamente hermosa y te convertiste en una reina. (Ezequiel 16, 13)