Löydetty 76 Tulokset: animal terrible
«Tú, oh rey, has tenido esta visión: una estatua, una enorme estatua, de extraordinario brillo, de aspecto terrible, se levantaba ante ti. (Daniel 2, 31)
Después seguí mirando, en mis visiones nocturnas, y vi una cuarta bestia, terrible, espantosa, extraordinariamente fuerte; tenía enormes dientes de hierro; comía, triburaba, y lo sobrante lo pisoteaba con sus patas. Era diferente de las bestias anteriores y tenía diez cuernos. (Daniel 7, 7)
Después quise saber la verdad sobre la cuarta bestia, que era diferente de las otras, extraordinariamente terrible, con dientes de hierro y uñas de bronce, que comía, trituraba y pisoteaba con sus patas lo sobrante; (Daniel 7, 19)
Ya da Yahveh la voz delante de su ejército, porque sus batallones son inmensos, porque es fuerte el ejecutor de su palabra, porque es grande el Día de Yahveh, y muy terrible: ¿quién lo soportará? (Joel 2, 11)
El sol se cambiará en tinieblas y la luna en sangre, ante la venida del Día de Yahveh, grande y terrible. (Joel 3, 4)
Espantoso es y terrible; de él solo salen su juicio y su grandeza; (Habacuc 1, 7)
Terrible será Yahveh contra ellos, cuando enerve a todos los dioses de la tierra, y se postren ante él, cada una en su lugar, todas las islas de las naciones. (Sofonías 2, 11)
¡Maldito el tramposo que tiene macho en su rebaño, pero que promete en voto y sacrifica al Señor bestia defectuosa! ¡Que yo soy un gran Rey, dice Yahveh Sebaot, y mi Nombre es terrible entre las naciones! (Malaquías 1, 14)
He aquí que yo os envío al profeta Elías antes que llegue el Día de Yahveh, grande y terrible. (Malaquías 3, 23)
Decid a la hija de Sión: He aquí que tu Rey viene a ti, manso y montado en un asna y un pollino, hijo de animal de yugo. (Mateo 21, 5)
En cuanto a los gentiles que han abrazado la fe, ya les escribimos nosotros nuestra decisión: Abstenerse de lo sacrificado a los ídolos, de la sangre, de animal estrangulado y de la impureza.» (Hechos 21, 25)
Los nativos, cuando vieron el animal colgado de su mano, se dijeron unos a otros: «Este hombre es seguramente un asesino; ha escapado del mar, pero la justicia divina no le deja vivir.» (Hechos 28, 4)