Löydetty 83 Tulokset: bendición de jacó
Mira: Yo pongo hoy ante vosotros bendición y maldición. (Deuteronomio 11, 26)
Bendición si escucháis los mandamientos de Yahveh vuestro Dios que yo os prescribo hoy, (Deuteronomio 11, 27)
Cuando Yahveh tu Dios te haya introducido en la tierra a la que vas a entrar para tomarla en posesión, pondrás la bendición sobre el monte Garizim y la maldición sobre el monte Ebal. (Deuteronomio 11, 29)
Podrás, sin embargo, siempre que lo desees, sacrificar y comer la carne, como bendición que te ha dado Yahveh tu Dios, en todas tus ciudades. Tanto el puro como el impuro podrán comerla, como si fuese gacela o ciervo. (Deuteronomio 12, 15)
Cierto que no debería haber ningún pobre junto a ti, porque Yahveh te otorgará su bendición en la tierra que Yahveh tu Dios te da en herencia para que la poseas, (Deuteronomio 15, 4)
sino que cada cual ofrecerá el don de su mano, según la bendición que Yahveh tu Dios te haya otorgado. (Deuteronomio 16, 17)
Se adelantarán entonces los sacerdotes hijos de Leví; porque a ellos ha eligido Yahveh tu Dios para estar a su servicio y para dar la bendición en el nombre de Yahveh, y a su decisión corresponde resolver toto litigio y toda causa de lesiones. (Deuteronomio 21, 5)
Sólo que Yahveh tu Dios no quiso escuchar a Balaam, y Yahveh tu Dios te cambió la maldición en bendición, porque Yahveh tu Dios te ama. (Deuteronomio 23, 6)
Estos son los que se situarán en el monte Garizim para dar la bendición al pueblo, cuando hayáis pasado el Jordán: Simeón, Leví, Judá, Isacar, José y Benjamín; (Deuteronomio 27, 12)
Yahveh mandará a la bendición que esté contigo, en tus graneros y en tus empresas, y te bendecirá en la tierra que Yahveh tu Dios te da. (Deuteronomio 28, 8)
Cuando te sucedan todas estas cosas, la bendición y la maldición que te he propuesto, si las meditas en tu corazón en medio de las naciones donde Yahveh tu Dios te haya arrojado, (Deuteronomio 30, 1)
Pongo hoy por testigos contra vosotros al cielo y a la tierra: te pongo delante vida o muerte, bendición o maldición. Escoge la vida, para que vivas, tú y tu descendencia, (Deuteronomio 30, 19)