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  • Cuando la deportación de Asiria, yo también fui deportado y me trasladé a Nínive. Todos mis hermanos y los de mi linaje comían los manjares de los gentiles, (Tobías 1, 10)

  • Cubrieron el altar de saco y clamaron insistentemente, todos a una, al Dios de Israel, para que no entregase sus hijos al saqueo, sus mujeres al pillaje, las ciudades de su herencia a la destrucción y las cosas santas a la profanación y al ludibrio, para mofa de los gentiles. (Judit 4, 12)

  • Se hundieron los gentiles en la fosa que hicieron, en la red que ocultaron, su pie quedó prendido. (Salmos 9, 16)

  • ¡Vuelvan los impíos al seol, todos los gentiles que de Dios se olvidan! (Salmos 9, 18)

  • ¡Levántate, Yahveh, no triunfe el hombre, sean juzgados los gentiles delante de tu rostro! (Salmos 9, 20)

  • Infunde tú, Yahveh, en ellos el terror, aprendan los gentiles que no son más que hombres. (Salmos 9, 21)

  • ¡Yahveh es rey por siempre, por los siglos; los gentiles han sido barridos de su tierra! (Salmos 10, 16)

  • tú, Yahveh, Dios Sebaot, Dios de Israel, álzate a visitar a todos los gentiles, no te apiades de ninguno de esos traidores pérfidos. (Salmos 59, 6)

  • Mas tú, Yahveh, te ríes de ellos, tú te mofas de todos los gentiles. (Salmos 59, 9)

  • Me rodeaban todos los gentiles: en el nombre de Yahveh los cercené; (Salmos 118, 10)

  • y algunos del pueblo se apresuraron a acudir donde el rey y obtuvieron de él autorización para seguir las costumbres de los gentiles. (I Macabeos 1, 13)

  • rehicieron sus prepucios, renegaron de la alianza santa para atarse al yugo de los gentiles, y se vendieron para obrar el mal. (I Macabeos 1, 15)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina