Löydetty 90 Tulokset: sueño de jacó

  • durante diez meses fui modelado en su sangre, de una semilla de hombre y del placer que acompaña al sueño. (Sabiduría 7, 2)

  • Durante aquella noche verdaderamente inerte, surgida de las profundidades del inerte Hades, en un mismo sueño sepultados, (Sabiduría 17, 14)

  • Como pegar cascotes es enseñar al necio, o despertar al que duerme con sueño pesado. (Eclesiástico 22, 9)

  • El insomnio por la riqueza consume las carnes, las preocupaciones que trae ahuyentan el sueño. (Eclesiástico 31, 1)

  • Las preocupaciones del día impiden dormir, la enfermedad grave quita el sueño. (Eclesiástico 31, 2)

  • A vientre moderado, sueño saludable, se levanta temprano y es dueño de sí. Insomnio, vómitos y cólicos le esperan al hombre insaciable. (Eclesiástico 31, 20)

  • Espejo y sueño son casas semejantes, frente a un rostro, una imagen de rostro. (Eclesiástico 34, 3)

  • A la hora del descanso en la cama, el sueño de la noche altera el conocimiento. (Eclesiástico 40, 5)

  • Una hija es para el padre un secreto desvelo, aleja el sueño la inquietud por ella. En su juventud, miedo a que se le pase la edad, si está casada, a que sea aborrecida. (Eclesiástico 42, 9)

  • Antes de la hora de su sueño eterno, dio testimonio ante el Señor y su ungido: «Bienes, ni siquiera sandalias, a nadie le he tomado», y nadie reclamó nada de él. (Eclesiástico 46, 19)

  • Nada era imposible para él, hasta en el sueño de la muerte profetizó su cuerpo. (Eclesiástico 48, 13)

  • Será como un sueño, visión nocturna, la turba de todas las gentes que guerrean contra Ariel, todas sus milicias y las máquinas de guerra que la oprimen. (Isaías 29, 7)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina