Löydetty 168 Tulokset: ídolos
Tú, que dices que no hay que cometer adulterio, ¿por qué lo cometes? Tú, que aborreces a los ídolos, ¿por qué saqueas los templos? (Romanos 2, 22)
Sobre la carne ofrecida en sacrificio a los ídolos, está claro que todos tenemos la ciencia suficiente. Pero la ciencia envanece; lo único verdaderamente provechoso es el amor. (I Corintios 8, 1)
Viniendo, pues, a lo de la comida de las carnes ofrecidas en sacrificio a los ídolos, sabemos que los ídolos no son nada en el mundo y que no hay más Dios que uno solo. (I Corintios 8, 4)
Pero no todos saben esto; pues algunos, acostumbrados hasta ahora a adorar a los ídolos, comen las carnes pensando que están consagradas a los ídolos, y su conciencia, que no está bien formada, les hace sentirse culpables. (I Corintios 8, 7)
Si tú, que tienes conocimiento claro de todo esto, te sientas a comer carne ofrecida en sacrificio a los ídolos, ¿no podrás inducir a que otro, con la conciencia insegura, se decida también a comer esa carne? (I Corintios 8, 10)
¿Quiero decir con esto que las víctimas ofrecidas y los ídolos son algo? (I Corintios 10, 19)
Pero si alguno os dice: "Esto ha sido ofrecido a los ídolos", no comáis en atención al que lo dijo y por motivos de conciencia. (I Corintios 10, 28)
Sabéis bien que cuando erais paganos os dejabais arrastrar irresistiblemente por los ídolos mudos. (I Corintios 12, 2)
¿Qué relación hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque nosotros somos templos del Dios vivo. Como dijo Dios: Habitaré y caminaré en medio de ellos, yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. (II Corintios 6, 16)
Pero tengo algo contra ti: tienes secuaces de la doctrina de Balaán, el cual enseñaba a Balac la manera de hacer caer a los israelitas, incitándoles a comer carnes sacrificadas a los ídolos y a fornicar. (Apocalipsis 2, 14)
Pero tengo esto contra ti: dejas que Jezabel, esa mujer que se dice profetisa, enseñe y seduzca a mis servidores hasta hacerles vivir en la lujuria y comer las carnes sacrificadas a los ídolos. (Apocalipsis 2, 20)
Los demás hombres que no fueron exterminados por estas plagas no se arrepintieron de las obras de sus manos, ni cesaron de adorar a los demonios y a los ídolos de oro, de plata, de bronce, de piedra y de madera, que no podían ni ver, ni oír, ni caminar; (Apocalipsis 9, 20)