Löydetty 129 Tulokset: regreso de los setenta
Eliseo regresó a Guilgal. En el país había carestía. Y estando un día con él los discípulos de los profetas, dijo a su siervo: "Pon la olla grande y cuece unas viandas para los discípulos de los profetas". (II Reyes 4, 38)
Acto seguido regresó con toda su comitiva adonde el hombre de Dios, y en pie ante él, dijo: "Reconozco que no hay otro dios en toda la tierra fuera del Dios de Israel. Y ahora, dígnate recibir un regalo de tu siervo". (II Reyes 5, 15)
Respondió: "Bien. Mi señor me envía a decirte: Acaban de llegar a mí dos muchachos de la montaña de Efraín, de los discípulos de los profetas. Dales, por favor, setenta kilos de plata y dos mudas de vestidos". (II Reyes 5, 22)
Al cabo de siete años regresó del país de los filisteos y fue a presentarse ante el rey a reclamar su casa y su campo. (II Reyes 8, 3)
Ajab tenía setenta hijos en Samaría, y Jehú escribió cartas y las envió a Samaría a los grandes de la ciudad, a los ancianos y a los tutores de los hijos de Ajab, diciendo: (II Reyes 10, 1)
Entonces les escribió una segunda carta, diciendo: "Si estáis conmigo y me obedecéis, tomad las cabezas de los hijos de vuestro señor y mañana, a estas horas, venid a mí a Yezrael". Los setenta hijos del rey estaban con los grandes de la ciudad que los educaban. (II Reyes 10, 6)
Pues bien, cuando les llegó la carta se apoderaron de ellos, degollaron a los setenta y, poniendo sus cabezas en cestos, se las enviaron a Yezrael. (II Reyes 10, 7)
Entretanto el copero mayor regresó y encontró al rey de Asiria asaltando Libná, pues había oído que se había retirado de Laquis. (II Reyes 19, 8)
Entonces Senaquerib, rey de Asiria, se retiró, y regresó a Nínive. (II Reyes 19, 36)
De regreso, al ver los sepulcros que había en el monte, envió a recoger los huesos de los sepulcros y los quemó en el altar; de este modo profanó, conforme a la palabra del Señor, pronunciada por el hombre de Dios cuando Jeroboán, durante la solemnidad, estaba de pie ante el altar. (II Reyes 23, 16)
Cuando regresó a Sicelag, se unieron a él algunos de la tribu de Manasés: Adnas, Yozabad, Yediael, Miguel, Yozabad, Elihú y Siltay, jefes de batallones de Manasés. (I Crónicas 12, 21)
para dar a David cuenta del censo del pueblo: el total ascendía a un millón cien mil hombres en edad de guerra, en Israel, y cuatrocientos setenta mil en Judá. (I Crónicas 21, 5)