Trouvé 451 Résultats pour: reino unido

  • instándoles a que lleven una vida digna del Dios que los llama a su Reino y a su gloria. (I Tesalonicenses 2, 12)

  • En esto se manifiesta el justo Juicio de Dios, para que ustedes sean encontrados dignos del Reino de Dios por el cual tienen que sufrir. (II Tesalonicenses 1, 5)

  • Yo te conjuro delante de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a los vivos y a los muertos, y en nombre de su Manifestación y de su Reino: (II Timoteo 4, 1)

  • El Señor me librará de todo mal y me preservará hasta que entre en su Reino celestial. ¡A él sea la gloria por los siglos de los siglos! Amén. (II Timoteo 4, 18)

  • no ya como un esclavo, sino como algo mucho mejor, como un hermano querido. Si es tan querido para mí, cuánto más lo será para ti, que estás unido a él por lazos humanos y en el Señor. (Filemon 1, 16)

  • Así, habiendo recibido la posesión de un Reino inconmovible, aferrémonos a esta gracia, y con piedad y temor, tributemos a Dios un culto que le sea agradable, (Hebreos 12, 28)

  • Escuchen, hermanos muy queridos: ¿Acaso Dios no ha elegido a los pobres de este mundo para enriquecerlos en la fe y hacerlos herederos del Reino que ha prometido a los que lo aman? (Santiago 2, 5)

  • y se les abrirán ampliamente las puertas del Reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. (II Pedro 1, 11)

  • El que niega al Hijo no está unido al Padre; el que reconoce al Hijo también está unido al Padre. (I Juan 2, 23)

  • El que está unido al Hijo, tiene la Vida; el que no lo está, no tiene la Vida. (I Juan 5, 12)

  • Todo el que se aventura más allá de la doctrina de Cristo y no permanece en ella, no está unido a Dios. En cambio, el que permanece en su doctrina está unido al Padre, y también al Hijo. (II Juan 1, 9)

  • e hizo de nosotros un Reino sacerdotal para Dios, su Padre. ¡A él sea la gloria y el poder por los siglos de los siglos! Amén. (Apocalipsis 1, 6)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina