1. Al maestro de coro. De David

2. ¿Hasta cuándo, Señor, seguirás olvidándome?, ¿hasta cuándo me esconderás tu rostro?

3. ¿Hasta cuándo tendré desazón en mi alma, y en mi corazón tristeza día y noche? ¿Hasta cuándo va a triunfar mi enemigo sobre mí?

4. Mira y escúchame, Señor, Dios mío; ilumina mis ojos, no me duerma en la muerte,

5. para que no diga mi enemigo: "Le he vencido", ni gocen mis opresores al verme ya caído.

6. Yo confío en tu amor, mi corazón se alegra por tu liberación y cantaré al Señor por el bien que me ha hecho.





“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina