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  • Lamec dijo a sus mujeres: "¡Adá y Silá, escuchen mi voz: mujeres de Lamec, oigan mi palabra! Yo maté a un hombre por una herida, y a un muchacho por una contusión. (Génesis 4, 23)

  • quemadura por quemadura, herida por herida, contusión por contusión. (Exodo 21, 25)

  • porque ellos acometieron contra ustedes con sus malas artes, en el incidente de Peor y en el de Cozbí -la hija del jefe madianita y hermana de ellos- que fue herida de muerte el día de la plaga motivada por el incidente de Peor". (Números 25, 18)

  • Aquel día, el combate fue muy encarnizado. El rey debió ser sostenido de pie sobre el carro, frente a los arameos, y murió al atardecer. La sangre de su herida había chorreado hasta el fondo del carro. (I Reyes 22, 35)

  • Que mi palabra seductora se convierta en herida mortal para los que han maquinado un plan siniestro contra tu Alianza y tu Santa Morada, la cumbre de Sión y la Casa que es posesión de tus hijos. (Judit 9, 13)

  • Porque él hiere, pero venda la herida; golpea, pero sana con sus manos. (Job 5, 18)

  • Las llagas de una herida son un remedio para el mal y los golpes curan hasta el fondo de las entrañas. (Proverbios 20, 30)

  • Leal es la herida que inflige el amigo, engañosos los besos del enemigo. (Proverbios 27, 6)

  • Toda transgresión es como espada de dos filos: no hay remedio para su herida. (Eclesiástico 21, 3)

  • ¡Cualquier herida, menos la del corazón! ¡Cualquier maldad, menos la de una mujer! (Eclesiástico 25, 13)

  • Porque una herida puede ser vendada, y para la injuria puede haber reconciliación, pero el que revela los secretos nada puede esperar. (Eclesiástico 27, 21)

  • Entonces, la luz de la luna será como la luz del sol, y la luz del sol será siete veces más intensa -como la luz de siete días- el día en que el Señor vende la herida de su pueblo y sane las llagas de los golpes que le infligió. (Isaías 30, 26)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina