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  • Luego dijeron: "Ea, edifiquemos una ciudad y una torre cuya cúspide llegue hasta el cielo. Hagámonos famosos y no andemos más dispersos por la tierra". (Génesis 11, 4)

  • bendijo a Abrán diciendo: "Bendito seas, Abrán del Dios altísimo, que creó el cielo y la tierra, y (Génesis 14, 19)

  • Abrán le respondió: "Juro, mano en alto, al Señor que creó el cielo y la tierra: Yo no tomaré nada de lo que es tuyo, (Génesis 14, 22)

  • Después le llevó fuera y le dijo: "Levanta tus ojos al cielo y cuenta, si puedes, las estrellas"; y añadió: "Así será tu descendencia". (Génesis 15, 5)

  • Entonces el Señor hizo llover sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego del Señor desde el cielo. (Génesis 19, 24)

  • Abrahán rezó a Dios, y Dios curó a Abimelec, a su mujer y a sus siervos para que de nuevo pudieran tener hijos; (Génesis 20, 17)

  • Dios oyó los gritos del niño, y el ángel de Dios llamó desde el cielo a Agar y le dijo: "¿Qué te pasa, Agar? No temas, porque Dios ha oído los gritos del pequeño desde el lugar en que está. (Génesis 21, 17)

  • Entonces el ángel del Señor le llamó desde el cielo y le dijo: "¡Abrahán! ¡Abrahán!". Éste respondió: "Aquí estoy". (Génesis 22, 11)

  • te colmaré de bendiciones y multiplicaré tanto tu descendencia, que será como las estrellas del cielo y como la arena que hay a la otra orilla del mar, y tu descendencia ocupará la puerta de sus enemigos. (Génesis 22, 17)

  • Quiero que me jures por el Señor, Dios del cielo y de la tierra, que no tomarás para mi hijo una mujer de entre las hijas de los cananeos entre las cuales habito, (Génesis 24, 3)

  • El Señor, Dios del cielo y de la tierra, que me sacó de la casa de mi padre y de la tierra de mi familia, que me habló y me juró diciéndome: Yo daré esta tierra a tu descendencia, él enviará su ángel delante de ti, para que tomes de allí mujer para mi hijo. (Génesis 24, 7)

  • Rápidamente vació su cántaro en la pila, corrió de nuevo a sacar agua y trajo para todos los camellos. (Génesis 24, 20)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina