Talált 111 Eredmények: Nabucodonosor
El año segundo del reinado de Nabucodonosor, Nabucodonosor tuvo sueños, y su espíritu se turbó hasta el punto de no poder dormir. (Daniel 2, 1)
pero hay un Dios en el cielo, que revela los misterios y que ha dado a conocer al rey Nabucodonosor lo que sucederá al fin de los días. Tu sueño y las visiones de tu cabeza cuando estabas en tu lecho eran éstos: (Daniel 2, 28)
Entonces el rey Nabucodonosor cayó rostro en tierra, se postró ante Daniel, y ordenó que se le ofreciera oblación y calmante aroma. (Daniel 2, 46)
El rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro, de sesenta codos de alta por seis de ancha, y la erigió en el llano de Dura, en la provincia de Babilonia. (Daniel 3, 1)
El rey Nabucodonosor mandó a los sátrapas, prefectos, gobernadores, consejeros, tesoreros, juristas y jueces y a todas las autoridades provinciales, que se reuniran y asistieran a la dedicación de la estatua erigida por el rey Nabucodonosor. (Daniel 3, 2)
Se reunieron, pues, los sátrapas, prefectos, gobernadores, consejeros, tesoreros, juristas y jueces y todas las autoridades provinciales para la dedicación de la estatua erigida por el rey Nabucodonosor; todos estaban en pie ante la estatua erigida por el rey Nabucodonosor. (Daniel 3, 3)
En el momento en que oigáis el cuerno, el pífano, la cítara, la sambuca, el salterio, la zampoña y toda clase de música, os postraréis y adoraréis la estatua de oro que ha erigido el rey Nabucodonosor. (Daniel 3, 5)
Con tal motivo, en cuanto se oyó sonar el cuerno, el pífano, la cítara, la sambuca, el salterio, la zampoña y toda clase de música, todos los pueblos, naciones y lenguas se postraron y adoraron la estatua de oro que había erigido el rey Nabucodonosor. (Daniel 3, 7)
Tomaron la palabra y dijeron al rey Nabucodonosor: «¡Viva el rey eternamente! (Daniel 3, 9)
Ebrio de cólera, Nabucodonosor mandó llamar a Sadrak, Mesak y Abed Negó, que fueron introducidos ante el rey. (Daniel 3, 13)
Nabucodonosor tomó la palabra y dijo: «¿Es verdad, Sadrak, Mesak y Abed Negó, que no servís a mis dioses ni adoráis la estatua de oro que yo he erigido? (Daniel 3, 14)
Sadrak, Mesak y Abed Negó tomaron la palabra y dijeron al rey Nabucodonosor: «No necesitamos darte una respuesta sobre este particular. (Daniel 3, 16)