Talált 33 Eredmények: diadema

  • Pondrás la tiara sobre su cabeza, y sobre la tiara colocarás la diadema sagrada. (Exodo 29, 6)

  • E hicieron de oro puro una lámina, la diadema sagrada en la que grabaron, como se graban los sellos: «Consagrado a Yahveh.» (Exodo 39, 30)

  • Colocó también la tiara sobre su cabeza y puso en su parte delantera la lámina de oro, la diadema santa, como Yahveh había mandado a Moisés. (Levítico 8, 9)

  • Me acerqué a él y le maté, pues sabía que no podría vivir después de su caída; luego tomé la diadema que tenía en su cabeza y el brazalete que tenía en el brazo y se los he traído aquí a mi señor.» (II Samuel 1, 10)

  • Hizo salir entonces al hijo del rey, le puso la diadema y el Testimonio y le ungió. Batieron palmas y gritaron: «¡Viva el rey!» (II Reyes 11, 12)

  • Hicieron salir entonces al hijo del rey y le pusieron la diadema y el Testimonio. Le proclamaron rey; Yehoyadá y sus hijos le ungieron y gritaron: «¡Viva el rey!». (II Crónicas 23, 11)

  • que hicieran venir a la reina Vastí a presencia del rey, con diadema real, para que vieran las gentes y los jefes su belleza, porque, en efecto, era muy bella. (Ester 1, 11)

  • y el rey amó a Ester más que la otras mujeres; halló ella, en presencia del rey, más gracia y favor que ninguna otra virgen y el rey colocó la diadema real sobre la cabeza de Ester y la declaró reina, en lugar de Vastí. (Ester 2, 17)

  • deben tomarse regias vestiduras que el rey haya vestido, y un caballo que el rey haya montado, y en cuya cabeza se haya puesto una diadema real. (Ester 6, 8)

  • Cuanto a Mardoqueo, salió de la presencia del rey espléndidamente vestido de púrpura violeta y lino blanco, con una gran diadema de oro y manto de lino fino y púrpura; la ciudad de Susa se llenó de gozo y alegría. (Ester 8, 15)

  • pienso llevarlo sobre mis espaldas, ceñírmelo igual que una diadema. (Job 31, 36)

  • has desechado la alianza con tu siervo, has profanado por tierra su diadema. (Salmos 89, 40)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina