Talált 464 Eredmények: templo de salomón

  • Betsabé contestó: «Está bien. Hablaré al rey Salomón por ti.» (I Reyes 2, 18)

  • Entró Betsabé donde el rey Salomón para hablarle acerca de Adonías. Se levantó el rey, fue a su encuentro y se postró ante ella, y se sentó después en su trono; pusieron un trono para la madre del rey y ella se sentó a su diestra. (I Reyes 2, 19)

  • El rey Salomón respondió a su madre: «¿Por qué pides tú a Abisag la sunamita para Adonías? Pues ya pide el reino para él, pues es mi hermano mayor y tiene de su parte al sacerdote Abiatar y a Joab, hijo de Sarvia.» (I Reyes 2, 22)

  • Y el rey Salomón juró por Yahveh: «Esto me haga Dios y esto me añada, si Adonías no ha dicho esta palabra a costa de su vida. (I Reyes 2, 23)

  • El rey Salomón encargó de ello a Benaías, hijo de Yehoyadá, que le hirió y murió. (I Reyes 2, 25)

  • Y expulsó Salomón a Abiatar del sacerdocio de Yahveh cumpliendo la palabra que Yahveh pronunció contra la casa de Elí en Silo. (I Reyes 2, 27)

  • Avisaron al rey Salomón: «Joab se ha refugiado en la Tienda de Yahveh y está al lado del altar.» Envió Salomón a decir a Joab: «¿Qué te sucede, que te refugias en el altar?» Respondió Joab: «He tenido miedo de ti y me he refugiado junto a Yahveh.» Envió Salomón a Benaías, hijo de Yehoyadá, con esta orden: «Vete y mátale.» (I Reyes 2, 29)

  • Avisaron a Salomón: «Semeí ha ido de Jerusalén a Gat y ha vuelto.» (I Reyes 2, 41)

  • mientras el rey Salomón será bendito y el trono de David permanecerá ante Yahveh para siempre.» (I Reyes 2, 45)

  • Dio orden el rey a Benaías, hijo de Yehoyadá, que salió e hirió a Semeí; éste murió. Y el reino se consolidó en las manos de Salomón. (I Reyes 2, 46)

  • Salomón fue yerno de Faraón, rey de Egipto; tomó la hija de Faraón y la llevó a la Ciudad de David, mientras terminaba de construir su casa, la casa de Yahveh y la muralla en torno a Jerusalén. (I Reyes 3, 1)

  • Salomón amaba a Yahveh y andaba según los preceptos de David su padre, pero ofrecía sacrificios y quemaba incienso en los altos. (I Reyes 3, 3)


“Quanto maiores forem os dons, maior deve ser sua humildade, lembrando de que tudo lhe foi dado como empréstimo.” São Padre Pio de Pietrelcina