Talált 91 Eredmények: Ayuda
Entonces el rey llamó en su ayuda a los judíos, que acudieron y se dispersaron después por la ciudad, matando aquel día cerca de cien mil. (I Macabeos 11, 47)
ya que hemos recibido ayuda del cielo. Ahora nos ha librado de los enemigos, que han sido humillados. (I Macabeos 12, 15)
Entonces todas las naciones vecinas se propusieron exterminarlos, diciendo: "No tienen jefe ni ayuda; hagámosles la guerra y borremos su memoria de entre los hombres". (I Macabeos 12, 53)
El año 172, el rey Demetrio reunió un ejército y fue a Media a procurarse ayuda para luchar contra Trifón. (I Macabeos 14, 1)
Pero ahora yo soy viejo, mientras vosotros, gracias al altísimo, estáis en la plenitud de la vida. Ocupad mi puesto y el de mis hermanos; luchad por vuestra patria, y que la ayuda del cielo esté con vosotros". (I Macabeos 16, 3)
y el que tuvo lugar en Babilonia en la batalla contra los gálatas, en la que lucharon ocho mil judíos y cuatro mil macedonios; y a pesar de que los macedonios no sabían qué hacer, los ocho mil judíos aniquilaron a ciento veinte mil enemigos con la ayuda que les vino del cielo, y consiguieron un gran botín. (II Macabeos 8, 20)
Mandó a Eleazar leer el libro sagrado, y dando como contraseña "Dios ayuda", él mismo se puso al frente del primer escuadrón y cayó sobre Nicanor. (II Macabeos 8, 23)
Y con la ayuda del todopoderoso degollaron a más de nueve mil enemigos, hirieron y dejaron fuera de combate a la mayor parte del ejército de Nicanor, y a todos los pusieron en fuga. (II Macabeos 8, 24)
Con la ayuda de Dios, el Macabeo y los suyos se apoderaron del templo y de la ciudad. (II Macabeos 10, 1)
Se entabló una fuerte batalla, en la cual los de Judas, con la ayuda de Dios, salieron vencedores. Aquellos árabes nómadas, al verse vencidos, pidieron la paz. Por ella se comprometían a darles ganado y ayudarles cuanto pudiesen. (II Macabeos 12, 11)
Judas, al saberlo, mandó al pueblo que invocara a Dios día y noche, para que, como siempre, también ahora viniera en ayuda de los que temían verse privados de la ley, de la patria y del templo, (II Macabeos 13, 10)
Al amanecer, todo había concluido gracias a la ayuda de Dios. (II Macabeos 13, 17)