Talált 59 Eredmények: Mardoqueo

  • Amán pudo comprobar que, a su paso, Mardoqueo ni se arrodillaba ni se postraba, y se llenó de ira. (Ester 3, 5)

  • Y como le habían hablado de la raza de Mardoqueo, tuvo en poco meterse sólo con él y decidió exterminar a todos los judíos que había en el reino de Asuero. (Ester 3, 6)

  • Apenas supo Mardoqueo lo que se había hecho, rasgó sus vestiduras, se vistió de saco y ceniza y salió por la ciudad lanzando gritos de dolor: "¡Un pueblo inocente va a ser exterminado!". (Ester 4, 1)

  • Las doncellas de Ester y sus eunucos fueron a decírselo. La reina lo sintió grandemente y envió vestidos a Mardoqueo para que se los pusiese y se quitase el saco, pero él no quiso. (Ester 4, 4)

  • Llamó entonces Ester a Hatac, uno de los eunucos que el rey había puesto a su servicio, y lo mandó a preguntar a Mardoqueo qué pasaba y por qué hacía aquello. (Ester 4, 5)

  • Hatac salió y fue a donde estaba siempre Mardoqueo, en la plaza que había delante de la puerta real. (Ester 4, 6)

  • Mardoqueo le contó lo que pasaba y la cantidad que Amán había ofrecido entregar al tesoro del rey después de la destrucción de los judíos. (Ester 4, 7)

  • Hatac volvió y contó a Ester lo que le había dicho Mardoqueo. (Ester 4, 9)

  • Ester mandó a Hatac a decir a Mardoqueo: (Ester 4, 10)

  • Comunicaron las palabras de Ester a Mardoqueo, (Ester 4, 12)

  • Mardoqueo se retiró y puso en práctica las instrucciones recibidas de Ester. (Ester 4, 17)

  • Aquel día Amán salió satisfecho y gozoso, pero cuando vio a Mardoqueo sentado delante de la puerta real y que ni siquiera se había levantado ni movido en su presencia, se enfureció contra él. (Ester 5, 9)


“Você teme um homem,um pobre instrumento nas mãos de Deus, mas não teme a justiça divina?” São Padre Pio de Pietrelcina