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y a los hurritas en las montañas de Seir hasta El-Farán, que está junto al desierto. (Génesis 14, 6)
El ángel del Señor la encontró en el desierto junto a un manantial de agua, la fuente que está en el camino de Sur, (Génesis 16, 7)
Abrahán se levantó muy de mañana, tomó pan y un odre de agua y se lo dio a Agar; puso el niño sobre su hombro, y la despidió. Ella se fue y anduvo errante por el desierto de Berseba. (Génesis 21, 14)
Y Dios estuvo con el niño, el cual creció, habitó en el desierto y llegó a ser un gran tirador de arco. (Génesis 21, 20)
Habitó en el desierto de Farán, y su madre le escogió para esposa una mujer egipcia. (Génesis 21, 21)
Hijos de Sibeón: Ayá y Aná. Este Aná es el que encontró en el desierto los manantiales de agua caliente mientras apacentaba el ganado de Sibeón, su padre. (Génesis 36, 24)
Moisés era el pastor del ganado de Jetró, su suegro, sacerdote de Madián. Llevó el ganado más allá del desierto y llegó al monte de Dios, el Horeb. (Exodo 3, 1)
Ellos escucharán tu voz. Tú con los ancianos de Israel irás al rey de Egipto y le diréis: El Señor, Dios de los hebreos, se nos ha aparecido; déjanos ir a tres días de camino por el desierto para ofrecer sacrificios al Señor nuestro Dios. (Exodo 3, 18)
El Señor dijo a Aarón: "Sal al encuentro de Moisés en el desierto". Fue y, cuando lo encontró en el monte de Dios, lo besó. (Exodo 4, 27)
Después de esto, Moisés y Aarón se presentaron ante el Faraón y le dijeron: "Esto dice el Señor, Dios de Israel: Deja ir a mi pueblo para que celebre una fiesta en el desierto". (Exodo 5, 1)
Ellos le dijeron: "El Dios de los hebreos se nos ha aparecido. Deja que vayamos al desierto, a tres jornadas de camino, para ofrecer sacrificios al Señor, nuestro Dios, no sea que nos castigue con peste o espada". (Exodo 5, 3)
y le dirás: El Señor, Dios de los hebreos, me ha enviado para decirte: Deja ir a mi pueblo para que me sirva en el desierto, pero hasta ahora no has querido escuchar. Ahora dice el Señor: (Exodo 7, 16)