Fondare 243 Risultati per: territorio enemigo
Y da al pueblo esta orden: Vais a pasar por el territorio de vuestros hermanos, los hijos de Esaú, que habitan en Seír. Ellos os temen; pero vosotros tened mucho cuidado; (Deuteronomio 2, 4)
Yahveh me dijo: «Mira, he comenzado a entregarte a Sijón y su país; empieza la conquista, apodérate de su territorio.» (Deuteronomio 2, 31)
Todo lugar que pise la planta de vuestro pie será vuestro; desde el Río, el río Eufrates, hasta el mar occidental, se extenderá vuestro territorio. (Deuteronomio 11, 24)
Cuando Yahveh tu Dios haya ensanchado tu territorio, como te ha prometido, y digas: «Querría comer carne», si deseas comer carne, podrás hacerlo siempre que quieras. (Deuteronomio 12, 20)
Durante siete días no se verá junto a ti levadura, en todo tu territorio, y de la carne que hayas sacrificado la tarde del primer día no deberá quedar nada para la mañana siguiente. (Deuteronomio 16, 4)
Tendrás franco el camino de acceso a ellas, y dividirás en tres partes el territorio del país que Yahveh tu Dios te da en posesión: esto para que todo homicida pueda huir allá. (Deuteronomio 19, 3)
y si Yahveh tu Dios dilata tu territorio, como juró a tus padres, y te da toda la tierra que prometió dar a tus padres. - (Deuteronomio 19, 8)
Tendrás olivos por todo tu territorio, pero no te ungirás de aceite, porque tus olivos caerán. (Deuteronomio 28, 40)
Comerás el fruto de tus entrañas, la carne de tus hijos y tus hijas que te haya dado Yahveh tu Dios, en el asedio y la angustia a que te reducirá tu enemigo. (Deuteronomio 28, 53)
negándose a compartir con ellos la carne de sus hijos que se comerá, al quedarle ya nada en el asedio y la angustia a que tu enemigo te reducirá en todas tus ciudades. (Deuteronomio 28, 55)
a las secundinas salidas de su seno y a los hijos que dé a luz, pues los comerá a escondidas, por la privación de todo, en el asedio y la angustia a que te reducirá tu enemigo en todas tus ciudades. (Deuteronomio 28, 57)
si no temiera azuzar el furor del enemigo, y que lo entiendan al revés sus adversarios, no sea que digan: «Nuestra mano prevalece, y no es Yahveh el que hace todo esto.» (Deuteronomio 32, 27)