Znaleziono 61 Wyniki dla: testigos
Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en el país de los judíos y en la misma Jerusalén. Al final lo mataron colgándolo de un madero. (Hecho de los Apóstoles 10, 39)
no por todo el pueblo, sino por los testigos que Dios había escogido de antemano, por nosotros, que comimos y bebimos con él después de que resucitó de entre los muertos. (Hecho de los Apóstoles 10, 41)
Durante muchos días se apareció a los que habían subido con él desde Galilea a Jerusalén, y que habían de ser sus testigos ante el pueblo. (Hecho de los Apóstoles 13, 31)
Cuando ya estuvieron a su lado, les dijo: «Ustedes han sido testigos de mi forma de actuar durante todo el tiempo que he pasado entre ustedes, desde el primer día que llegué a Asia. (Hecho de los Apóstoles 20, 18)
Con eso pasamos a ser falsos testigos de Dios, pues afirmamos que Dios resucitó a Cristo, siendo así que no lo resucitó, si es cierto que los muertos no resucitan. (1º Carta a los Corintios 15, 15)
Esta es la tercera vez que voy a verlos, y todo asunto se decidirá por declaración de dos o tres testigos. (2º Carta a los Corintios 13, 1)
Ustedes son testigos, y Dios también, de que nos portamos como santos, como hombres buenos y correctos respecto de todos ustedes que ahora creen. (1º Carta a los Tesalonicenses 2, 10)
Ocúpate de estas cosas y fíjate en lo que dije; así todos serán testigos de tus progresos. (1º Carta a Timoteo 4, 15)
No aceptes acusaciones contra un presbítero si no son presentadas al menos por dos o tres testigos. (1º Carta a Timoteo 5, 19)
Pelea el buen combate de la fe, conquista la vida eterna a la que has sido llamado y por la que hiciste tu hermosa declaración de fe en presencia de numerosos testigos. (1º Carta a Timoteo 6, 12)
Cuanto has aprendido de mí, confirmado por numerosos testigos, confíalo a personas que merezcan confianza y que puedan instruir después a otros. (2º Carta a Timoteo 2, 2)
Innumerables son estos testigos, y nos envuelven como una nube. Depongamos, pues, toda carga inútil, y en especial las amarras del pecado, para correr hasta el final la prueba que nos espera. (Carta a los Hebreos 12, 1)