Encontrados 471 resultados para: Ciudades Fortificadas
El ángel de Yavé hizo, por su parte, esta pregunta: «Yavé de los Ejércitos, ¿hasta cuándo estarás sin compadecerte de Jerusalén y de las ciudades de Judá, a las que has castigado durante setenta años?» (Zacarías 1, 12)
En mis ciudades habrá abundancia de todo. Yavé tendrá una vez más piedad de Sión y volverá a hacer de Jerusalén su predilecta.» (Zacarías 1, 17)
Así habla Yavé de los ejércitos: «Llegarán a Jerusalén gente de diversos países, habitantes de grandes ciudades. (Zacarías 8, 20)
Yavé se ha establecido en Hadrak y reside en Damasco, pues las ciudades de Aram le pertenecen tanto como todas las tribus de Israel. (Zacarías 9, 1)
Pero ahora Yavé se va a apoderar de ella; destruirá su frente marítima y el fuego destruirá sus ciudades. (Zacarías 9, 4)
Jesús recorría todas las ciudades y pueblos; enseñaba en sus sinagogas, proclamaba la Buena Nueva del Reino y curaba todas las dolencias y enfermedades. (Evangelio según San Mateo 9, 35)
Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra. En verdad les digo: no terminarán de recorrer todas las ciudades de Israel antes de que venga el Hijo del Hombre. (Evangelio según San Mateo 10, 23)
Cuando Jesús terminó de dar estas instrucciones a sus doce discípulos, se fue de allí para predicar y enseñar en las ciudades judías. (Evangelio según San Mateo 11, 1)
Entonces Jesús comenzó a reprochar a las ciudades en que había realizado la mayor parte de sus milagros, porque no se habían arrepentido: (Evangelio según San Mateo 11, 20)
y en todos los lugares adonde iba, pueblos, ciudades o aldeas, ponían a los enfermos en las plazas y le rogaban que les dejara tocar al menos el fleco de su manto. Y todos los que lo tocaban quedaban sanos. (Evangelio según San Marcos 6, 56)
Pero Jesús les dijo: «Yo tengo que anunciar también a las otras ciudades la Buena Nueva del Reino de Dios, porque para eso he sido enviado.» (Evangelio según San Lucas 4, 43)
Jesús iba recorriendo ciudades y aldeas, predicando y anunciando la Buena Nueva del Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce (Evangelio según San Lucas 8, 1)