Encontrados 132 resultados para: clamor de los pobres/page/10/page/7/page/7/page/11/page/7/page/7
El clamor de los hijos de Israel ha llegado hasta mí y he visto cómo los egipcios los oprimen. (Exodo 3, 9)
Y se escuchará un clamor tan grande en todo Egipto como nunca lo hubo ni lo habrá jamás. (Exodo 11, 6)
Faraón se levantó de noche, y con él toda su gente y todos los egipcios. Se oyó un clamor grande por todo Egipto, pues no había casa donde no hubiera algún muerto. (Exodo 12, 30)
Si ustedes lo hacen, ellos clamarán a mí, y yo escucharé su clamor, (Exodo 22, 22)
al séptimo no los cultivarás y los dejarás descansar. Los pobres de tu pueblo comerán lo que encuentren allí, y si sobra algo, lo comerán los animales del campo. Harás lo mismo con tu viña y tu olivar. (Exodo 23, 11)
Entonces clamamos a Yavé y él escuchó nuestro clamor: envió a un ángel que nos sacó de Egipto. Ahora estamos en Cadés, el oasis que colinda con tu país. (Números 20, 16)
pues no debe haber pobres en medio de ti mientras Yavé te dé prosperidad en la tierra que es tu herencia y que ha pasado a ser tuya. (Deuteronomio 15, 4)
Nunca faltarán pobres en este país, por esto te doy yo este mandato: debes abrir tu mano a tu hermano, a aquel de los tuyos que es indigente y pobre en tu tierra. (Deuteronomio 15, 11)
Y ellos le dijeron: «¡Yavé nos escuche! ¡Pobres de nosotros si no hacemos lo que acabas de decir!» (Jueces 11, 10)
«¡Que Yavé te bendiga, hija mía, replicó él, pues este acto tuyo de piedad es mayor que el primero, ya que no has elegido a hombres jóvenes, ricos o pobres! (Rut 3, 10)
Pobres de nosotros. Nunca nos había sucedido hasta ahora una desgracia semejante. ¿Quién nos librará de las manos de esos poderosos dioses? Estos son los dioses que castigaron a Egipto con toda clase de plagas. Arriba, filisteos; (1 Samuel 4, 8)
«Mañana, a esta misma hora, te enviaré un hombre de la tierra de Benjamín. Lo ungirás como jefe de mi pueblo, Israel, y él lo librará de la mano de los filisteos, porque he visto la aflicción de mi pueblo y su clamor ha llegado a mí.» (1 Samuel 9, 16)