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El hombre midió la Casa, tenía cien codos de largo: en profundidad, el patio, la edificación y sus muros medían cien codos. (Ezequiel 41, 13)
La fachada de la Casa, que daba al patio hacia el este, tenía también cien codos de ancho. (Ezequiel 41, 14)
Midió la longitud de la edificación por el lado del patio trasero con sus corredores de un extremo al otro; medía cien codos. El antesantuario y el vestíbulo del atrio, (Ezequiel 41, 15)
El hombre me hizo salir en dirección norte, al patio interior; me condujo a las salas que daban al patio al norte del edificio. (Ezequiel 42, 1)
Las puertas del patio interior se abrían hacia una galería de tres pisos que daban al empedrado del patio exterior. (Ezequiel 42, 3)
En efecto, esas galerías tenían tres pisos y no tenían columnas como las de los patios; por eso había un estrechamiento con respecto a las salas inferiores o a las del medio. El muro de las salas que daba al exterior, en dirección al patio exterior, tenía cincuenta codos de largo. (Ezequiel 42, 6)
El largo de las salas que miraba al patio exterior tenía cincuenta codos mientras que las que estaban de frente al Templo tenían cien. (Ezequiel 42, 8)
Viniendo desde el patio exterior había encima de esas salas una entrada que daba al este. (Ezequiel 42, 9)
En medio del muro del patio, en dirección sur, había salas que estaban frente al patio y a las edificaciones. (Ezequiel 42, 10)
El hombre me dijo entonces: "Las salas del norte y las del sur que miran al patio son las salas santas donde los sacerdotes que se acercan a Yavé comen las carnes consagradas; allí depositan las cosas muy santas que han sido ofrecidas por la oblación, el sacrificio por el pecado y el sacrificio de reparación. Es un lugar santo. (Ezequiel 42, 13)
Cuando los sacerdotes salgan del santuario al patio exterior, dejarán allí las vestimentas con que oficiaron, porque esas vestimentas son santas. Se pondrán otras y entonces irán al patio reservado al pueblo. (Ezequiel 42, 14)
El Espíritu me levantó y me hizo entrar en el patio interior, y la Gloria de Yavé llenó la Casa. (Ezequiel 43, 5)