Encontrados 66 resultados para: personajes de Tobías

  • Incluso llegaron a hablar bien de Tobías en mi presencia, al mismo tiempo que le contaban todas mis palabras. Y era éste, Tobías, quien me mandaba cartas para asustarme. (Nehemías 6, 19)

  • los hijos de Belaías, los de Tobías y los de Necodá, 642. (Nehemías 7, 62)

  • Antes de esto, el sacerdote Elyasib había sido encargado de los departamentos de la Casa de nuestro Dios. Como era pariente de Tobías, (Nehemías 13, 4)

  • volví a Jerusalén y me enteré del mal que había hecho Elyasib para complacer a Tobías, proporcionándole un departamento en los edificios de la Casa de Yavé. (Nehemías 13, 7)

  • Esto me desagradó mucho; eché fuera del departamento todos los muebles de Tobías (Nehemías 13, 8)

  • Siendo mayor de edad, me casé con una joven de nuestra familia llamada Ana, de la que tuve un hijo al que llamé Tobías. Cuando fuimos desterrados a Nínive, (Tobías 1, 9)

  • Todos mis bienes fueron confiscados para el tesoro real. Sólo quedé con mi esposa Ana y mi hijo Tobías. (Tobías 1, 20)

  • Durante el reinado de Asarjadón volví a mi casa y me devolvieron mi esposa Ana y mi hijo Tobías. En Pentecostés, que es la fiesta santa de las Semanas, me prepararon un gran banquete y me dispuse a comer. (Tobías 2, 1)

  • Como había abundantes alimentos dije a Tobías: «Hijo mío, busca entre los desterrados de Nínive, entre aquellos que se acuerdan del Señor, a uno de los más pobres, y tráelo a comer con nosotros. Espero hasta que vuelvas.» (Tobías 2, 2)

  • Tobías salió en busca de alguno de nuestros hermanos pobres y, cuando regresó, me dijo: «Padre, asesinaron y arrojaron a la plaza a uno de nuestro pueblo y aún está allí.» (Tobías 2, 3)

  • Oyó Dios la oración de Tobit y la de Sara; y envió al ángel Rafael para devolver la vista a Tobit y entregar a Sara por esposa a su hijo Tobías; También para encadenar al mal demonio Asmodeo, porque Sara debía ser la esposa de Tobías. (Tobías 3, 16)

  • y pensó: «Ya que me siento morir, llamaré a mi hijo Tobías para hablarle de este dinero.» (Tobías 4, 2)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina