Encontrados 700 resultados para: Espíritu Santo

  • Más le hubiera valido no conocer el camino de la justicia que, después de haberlo conocido, apartarse del santo mandamiento que le fue transmitido. (II Pedro 2, 21)

  • Ustedes recibieron la unción del que es Santo, y todos tienen el verdadero conocimiento. (I Juan 2, 20)

  • El que cumple sus mandamientos permanece en Dios, y Dios permanece en él; y sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado. (I Juan 3, 24)

  • La señal de que permanecemos en él y él permanece en nosotros, es que nos ha comunicado su Espíritu. (I Juan 4, 13)

  • Jesucristo vino por el agua y por la sangre; no solamente con el agua, sino con el agua y con la sangre. Y el Espíritu da testimonio porque el Espíritu es la verdad. (I Juan 5, 6)

  • el Espíritu, el agua y la sangre; y los tres están de acuerdo. (I Juan 5, 8)

  • Estos son los que provocan divisiones, hombres sensuales que no poseen el Espíritu. (Judas 1, 19)

  • Pero ustedes, queridos míos, edifíquense a sí mismos sobre el fundamento de su fe santísima, orando en el Espíritu Santo. (Judas 1, 20)

  • El Día del Señor fui arrebatado por el Espíritu y oí detrás de mí una voz fuerte como una trompeta, que decía: (Apocalipsis 1, 10)

  • El que pueda entender, que entienda lo que el Espíritu dice a las Iglesias: al vencedor, le daré de comer del árbol de la vida, que se encuentra en el Paraíso de Dios». (Apocalipsis 2, 7)

  • El que pueda entender, que entienda lo que el Espíritu dice a las Iglesias: la segunda muerte no dañará al vencedor». (Apocalipsis 2, 11)

  • El que pueda entender, que entienda lo que el Espíritu dice a las Iglesias: al vencedor, le daré de comer el maná escondido, y también le daré una piedra blanca, en la que está escrito un nombre nuevo que nadie conoce fuera de aquel que lo recibe». (Apocalipsis 2, 17)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina