Encontrados 1674 resultados para: Guerra contra Jeroboão
Pero chocaron contra un banco de arena, y el barco encalló. La proa se hundió en la arena y quedó inmóvil, mientras que la popa se deshacía por la violencia de las olas. (Hechos 27, 41)
Tres días después convocó a los judíos principales, y cuando se reunieron les dijo: «Hermanos, sin haber hecho nada contra el pueblo ni contra las costumbres de nuestros padres, fui arrestado en Jerusalén y puesto en manos de los romanos. (Hechos 28, 17)
En efecto, la ira de Dios se revela desde el cielo contra la impiedad y la injusticia de los hombres, que por su injusticia retienen prisionera la verdad. (Romanos 1, 18)
¡tú, que enseñas a los otros, no te enseñas a ti mismo! Tú, que hablas contra el robo, también robas. (Romanos 2, 21)
Esperando contra toda esperanza, Abraham creyó y llegó a ser padre de muchas naciones, como se le había anunciado: Así será tu descendencia. (Romanos 4, 18)
pero observo que hay en mis miembros otra ley que lucha contra la ley de mi razón y me ata a la ley del pecado que está en mis miembros. (Romanos 7, 23)
¿Qué diremos después de todo esto? Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? (Romanos 8, 31)
¿Por qué razón? Porque no recurrieron a la fe sino a las obras. De este modo chocaron contra la piedra de tropiezo, (Romanos 9, 32)
En efecto, si tú fuiste cortado de un olivo silvestre, al que pertenecías naturalmente, y fuiste injertado contra tu condición natural en el olivo bueno, ¡cuánto más ellos podrán ser injertados en su propio olivo, al que pertenecen por naturaleza! (Romanos 11, 24)
En todo esto, hermanos, les puse mi ejemplo y el de Apolo, a fin de que aprendan de nosotros el refrán: «No vayamos más allá de lo que está escrito», y así nadie tome partido orgullosamente en favor de uno contra otro. (I Corintios 4, 6)
Eviten la fornicación. Cualquier otro pecado cometido por el hombre es exterior a su cuerpo, pero el que fornica peca contra su propio cuerpo. (I Corintios 6, 18)
Pecando de esa manera contra sus hermanos e hiriendo su conciencia, que es débil, ustedes pecan contra Cristo. (I Corintios 8, 12)