Encontrados 751 resultados para: Palabra

  • Y el rey Salomón juró por el Señor, diciendo: "¡Que Dios me castigue si Adonías no ha pronunciado esta palabra a costa de su propia vida! (I Reyes 2, 23)

  • Y Salomón destituyó a Ebiatar de su función de sacerdote del Señor, cumpliendo así la palabra que el Señor había pronunciado contra la casa de Elí, en Silo. (I Reyes 2, 27)

  • Pero el rey tomó la palabra y dijo: "Entréguenle el niño vivo a la primera mujer, no lo maten: ¡ella es su madre!". (I Reyes 3, 27)

  • La palabra del Señor llegó a Salomón en estos términos: (I Reyes 6, 11)

  • "En atención a esta Casa que estás construyendo, si tú caminas según mis preceptos, si practicas mis leyes y observas mis mandamientos, obrando de acuerdo con ellos, yo cumpliré mi palabra acerca de ti, la que dije a tu padre David: (I Reyes 6, 12)

  • Y el Señor cumplió la palabra que había dicho: yo he sucedido a mi padre David, y me he sentado en el trono de Israel, como lo había dicho el Señor. Yo edifiqué la Casa para el Nombre del Señor, (I Reyes 8, 20)

  • Así el rey no escuchó al pueblo, porque ese era el medio de que se valía el Señor para cumplir la palabra que él había dicho a Jeroboám, hijo de Nebat, por boca de Ajías de Silo. (I Reyes 12, 15)

  • Pero la palabra del Señor llegó a Semaías, un hombre de Dios, en estos términos: (I Reyes 12, 22)

  • Así habla el Señor: No suban a combatir contra sus hermanos, los israelitas; vuelvan cada uno a su casa, porque esto ha sucedido por disposición mía". Ellos escucharon la palabra del Señor, y tomó cada uno el camino de regreso, conforme a la palabra del Señor. (I Reyes 12, 24)

  • Al oír la palabra que el hombre de Dios proclamaba contra el altar de Betel, Jeroboám extendió su brazo desde encima del altar, diciendo: "¡Deténganlo!". Pero el brazo que había extendido hacia el hombre de Dios le quedó paralizado, y no pudo volverlo atrás. (I Reyes 13, 4)

  • Entonces el rey tomó la palabra y dijo al hombre de Dios: "Aplaca, por favor, el rostro del Señor, tu Dios, y ruega por mí, para que pueda doblar mi brazo". El hombre de Dios aplacó el rostro del Señor, y el rey pudo doblar el brazo como antes. (I Reyes 13, 6)

  • Mientras estaban sentados a la mesa, la palabra del Señor llegó al profeta que lo había hecho volver, (I Reyes 13, 20)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina