Encontrados 41 resultados para: Semilla

  • Sembrarás en tus campos mucha semilla, pero cosecharás muy poco, porque la devorará la langosta. (Deuteronomio 28, 38)

  • y con esas piedras erigió un altar al nombre del Señor. Alrededor del altar hizo una zanja, como un surco para dos medidas de semilla. (I Reyes 18, 32)

  • El sembrador va llorando cuando esparce la semilla, pero vuelve cantando cuando trae las gavillas. (Salmos 126, 6)

  • Siembra tu semilla por la mañana y no dejes que tu brazo descanse hasta la tarde, porque no sabes si es esto o aquello lo que va a prosperar, o si ambas cosas son igualmente buenas. (Eclesiastés 11, 6)

  • Porque diez yugadas de viña no darán más que un tonel, y diez medidas de semilla producirán una sola. (Isaías 5, 10)

  • Y si queda una décima parte, ella, a su vez, será destruida. Como el terebinto y la encina que, al ser abatidos, conservan su tronco talado, así ese tronco es una semilla santa". (Isaías 6, 13)

  • El mismo día que plantas, los ves crecer, y a la mañana siguiente, ves germinar tu semilla. Pero la cosecha se pierde en un día funesto, y el dolor es incurable. (Isaías 17, 11)

  • El Señor te dará lluvia para la semilla que siembres en el suelo, y el pan que produzca el terreno será rico y sustancioso. Aquel día, tu ganado pacerá en extensas praderas. (Isaías 30, 23)

  • Así como la lluvia y la nieve descienden del cielo y no vuelven a él sin haber empapado la tierra, sin haberla fecundado y hecho germinar, para que dé la semilla al sembrador y el pan al que come, (Isaías 55, 10)

  • Llegarán los días -oráculo del Señor- en que yo sembraré la casa de Israel y la casa de Judá con semilla de hombres y semilla de animales. (Jeremías 31, 27)

  • Tomó además una semilla del país y la sembró en un campo de cultivo: la plantó como un sauce junto a abundantes aguas. (Ezequiel 17, 5)

  • ¿Queda aún semilla en el granero? ¿Todavía no han dado nada la vid, la higuera, el granado y el olivo? A partir de este día, yo daré mi bendición. (Ageo 2, 19)


“Não desperdice suas energias em coisas que geram preocupação, perturbação e ansiedade. Uma coisa somente é necessária: elevar o espírito e amar a Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina