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  • El hombre exclamó: "¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Se llamará Mujer, porque ha sido sacada del hombre". (Génesis 2, 23)

  • Todos la comerán en una misma casa. No saques fuera de la casa ningún pedazo de carne y no quiebres los huesos de la víctima. (Exodo 12, 46)

  • Moisés tomó consigo los restos de José, porque este había comprometido a los israelitas con un juramento solemne, diciéndoles: "El Señor vendrá a visitarlos, y entonces ustedes se llevarán mis huesos de aquí". (Exodo 13, 19)

  • Y cualquiera que toque, en campo abierto, a una persona que fue asesinada o murió naturalmente, o huesos humanos, o una tumba, será impuro durante siete días. (Números 19, 16)

  • Luego una persona pura tomará un ramillete de hisopo, lo sumergirá en el agua, y rociará la carpa, las vasijas y las personas que estuvieron allí o que tocaron los huesos, la persona asesinada o que murió de muerte natural, o la tumba. (Números 19, 18)

  • Dios, que lo hace salir de Egipto, es para él como los cuernos de un búfalo. Él devora a las naciones enemigas, les tritura los huesos y las hiere con sus flechas. (Números 24, 8)

  • Los huesos de José, que los israelitas trasladaron desde Egipto, fueron enterrados en Siquém, en la parcela de campo que Jacob había comprado a los hijos de Jamor, padre de Siquém, por cien monedas de plata, y que había pasado a ser propiedad de los hijos de José. (Josué 24, 32)

  • Después recogieron sus huesos, los sepultaron bajo el Tamarisco de Iabés, y ayunaron siete días. (I Samuel 31, 13)

  • él fue a pedir los huesos de Saúl y los de su hijo Jonatán a los ciudadanos de Iabés de Galaad, que los habían retirado furtivamente de la explanada de Betsán, donde los habían suspendido los filisteos el día en que derrotaron a Saúl en Gelboé. (II Samuel 21, 12)

  • David se llevó de allí los huesos de Saúl y los de su hijo Jonatán, y también recogió los huesos de los que habían sido colgados. (II Samuel 21, 13)

  • Y gritó contra el altar, por orden del Señor: "¡Altar! ¡Altar! A la casa de David le nacerá un hijo -su nombre será Josías- y él inmolará sobre ti a los sacerdotes de los lugares altos que queman incienso sobre ti, y hará arder sobre ti huesos humanos". (I Reyes 13, 2)

  • Después que lo enterraron, el profeta habló así a sus hijos: "Cuando yo muera, me enterrarán en la tumba donde ha sido sepultado el hombre de Dios; depositen mis huesos junto a los suyos, (I Reyes 13, 31)


“Quanto maiores forem os dons, maior deve ser sua humildade, lembrando de que tudo lhe foi dado como empréstimo.”(Pe Pio) São Padre Pio de Pietrelcina