Encontrados 165 resultados para: nación
pero si esa nación hace lo malo a mis ojos, sin escuchar mi voz, entonces me arrepiento del bien que había prometido hacerle. (Jeremías 18, 10)
Pero cuando hayan pasado los setenta años, yo castigaré por su iniquidad al rey de Babilonia y a aquella nación -oráculo del Señor- así como también al país de los caldeos, y los convertiré en desolaciones perpetuas. (Jeremías 25, 12)
Así habla el Señor de los ejércitos: Miren cómo pasa la desgracia de nación en nación; se desata una gran tempestad desde los extremos de la tierra. (Jeremías 25, 32)
En cuanto a la nación o al reino que no lo sirva a él, a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y que no someta su cuello al yugo del rey de Babilonia, yo castigaré a esa nación con la espada, el hambre y la peste -oráculo del Señor- hasta hacerla desaparecer completamente por medio de él. (Jeremías 27, 8)
En cambio, a la nación que someta su cuello al yugo del rey de Babilonia y lo sirva, yo la instalaré en su propio suelo -oráculo del Señor- para que lo cultive y habite en él. (Jeremías 27, 11)
¿Por qué morirán, tú y tu pueblo, por la espada, el hambre y la peste, según lo que dijo el Señor a toda nación que no sirva al rey de Babilonia? (Jeremías 27, 13)
Si este ordenamiento dejara de regir delante de mi -oráculo del Señor- entonces, también la descendencia de Israel dejaría de ser para siempre una nación delante de mí. (Jeremías 31, 36)
¿No ves lo que dice esta gente: "A las dos familias que había elegido, el Señor las ha rechazado"? Así desprecian a mi pueblo, y ya no lo consideran una nación. (Jeremías 33, 24)
¡Ya no existe la gloria de Moab! En Jesbón traman el mal contra ella: "¡Vengan, extirpémosla como nación!". También tú, Madmén, serás reducida a silencio, la espada avanza detrás de ti. (Jeremías 48, 2)
¡De pie! ¡Avancen contra una nación despreocupada, que se siente segura -oráculo del Señor- que no tiene puertas ni cerrojos, y vive apartada! (Jeremías 49, 31)
Haré venir contra Elám cuatro vientos desde los cuatro confines del cielo. Los dispersaré a los cuatro vientos, y no habrá ni una sola nación adonde no lleguen los expulsados de Elám. (Jeremías 49, 36)
Porque del Norte sube una nación contra ella: dejará su tierra devastada y no habrá más habitantes; tanto los hombres como los animales han emigrado, se han ido. (Jeremías 50, 3)