Encontrados 36 resultados para: reunión sagrada

  • Jerusalén, con su territorio, sus diezmos y derechos, será sagrada y estará exenta de impuestos. (I Macabeos 10, 31)

  • En la reunión de los pecadores arde el fuego y contra la nación rebelde se enciende la ira. (Eclesiástico 16, 6)

  • Le dio la vestidura sagrada -obra de un bordador- tejida en oro, jacinto y púrpura; el pectoral del juicio, con el Urím y el Tumím, hecho de hilo escarlata -obra de un artesano- (Eclesiástico 45, 10)

  • Entonces, ustedes cantarán como en la noche sagrada de la fiesta, y habrá alegría en los corazones, como cuando se avanza al son de la flauta para ir a la montaña del Señor, hacia la Roca de Israel. (Isaías 30, 29)

  • Yo no me senté a disfrutar en la reunión de los que se divierten; forzado por tu mano, me mantuve apartado, porque tú me habías llenado de indignación. (Jeremías 15, 17)

  • Prescriban un ayuno, convoquen a una reunión solemne, congreguen a los ancianos y a todos los habitantes del país, en la Casa del Señor, su Dios, y clamen al Señor. (Joel 1, 14)

  • ¡Toquen la trompeta en Sión, prescriban un ayuno, convoquen a una reunión solemne, (Joel 2, 15)

  • ¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda o el altar que hace sagrada esa ofrenda? (Mateo 23, 19)

  • En cambio, ustedes afirman: "Si alguien dice a su padre o a su madre: Declaro corbán -es decir, ofrenda sagrada- todo aquello con lo que podría ayudarte...". (Marcos 7, 11)

  • Sin embargo, no todos tienen este conocimiento. Algunos, habituados hasta hace poco a la idolatría, comen la carne sacrificada a los ídolos como si fuera sagrada, y su conciencia, que es débil, queda manchada. (I Corintios 8, 7)

  • Y aunque mi sangre debiera derramarse como libación sobre el sacrificio y la ofrenda sagrada, que es la fe de ustedes, yo me siento dichoso y comparto su alegría. (Filipenses 2, 17)

  • Acerca de la Venida de nuestro Señor Jesucristo y de nuestra reunión con él, les rogamos, hermanos, (II Tesalonicenses 2, 1)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina