Encontrados 140 resultados para: vasos de honor

  • Pero tú, Señor, trátame bien, por el honor de tu Nombre; líbrame, por la bondad de tu misericordia. (Salmos 109, 21)

  • la mesa de los panes de la ofrenda, los vasos para las libaciones, las copas, los incensarios de oro, el cortinado y las coronas, y arrancó todo el decorado de oro que recubría la fachada del Templo. (I Macabeos 1, 22)

  • Su Santuario quedó devastado como un desierto, sus fiestas se transformaron en duelo, sus sábados en motivo de burla y su honor en desprecio. (I Macabeos 1, 39)

  • Y ahí está nuestro Santuario, nuestro honor y nuestro orgullo, convertido en un desierto y profanado por los paganos. (I Macabeos 2, 12)

  • Dio nuevo esplendor al Templo y lo enriqueció con muchos vasos sagrados. (I Macabeos 14, 15)

  • Con sus manos impuras tomó los objetos sagrados, y arrebató con manos sacrílegas los presentes hechos por otros reyes para realzar la gloria y el honor de ese Lugar. (II Macabeos 5, 16)

  • A causa de esto, fue acusado ante Eupátor por los Amigos del rey, y a cada momento oía que lo llamaban traidor por haber abandonado Chipre, cuyo gobierno le había confiado Filométor, para pasarse a Antíoco Epífanes. Y al no poder desempeñar con honor tan alto cargo, se quitó la vida, envenenándose. (II Macabeos 10, 13)

  • Todos elevaron sus bendiciones hacia el cielo, en honor del Señor que se les había manifestado, exclamando: "¡Bendito sea el que ha conservado sin mancha su Lugar santo!". (II Macabeos 15, 34)

  • no sea que entregues a otros tu honor y tus años, a un hombre cruel; (Proverbios 5, 9)

  • Junto con la maldad, llega la ignominia, y con la pérdida del honor, el desprecio. (Proverbios 18, 3)

  • Es un honor para el hombre evitar las disputas, pero el necio provoca su estallido. (Proverbios 20, 3)

  • El que va tras la justicia y la fidelidad encontrará vida, justicia y honor. (Proverbios 21, 21)


“O Senhor sempre orienta e chama; mas não se quer segui-lo e responder-lhe, pois só se vê os próprios interesses. Às vezes, pelo fato de se ouvir sempre a Sua voz, ninguém mais se apercebe dela; mas o Senhor ilumina e chama. São os homens que se colocam na posição de não conseguir mais escutar.” São Padre Pio de Pietrelcina