Encontrados 206 resultados para: verdad

  • con la palabra de verdad, con el poder de Dios; usando las armas ofensivas y defensivas de la justicia; (II Corintios 6, 7)

  • Porque, si bien es verdad que los entristecí con mi carta, no me lamento de haberlo hecho. Si antes lo lamenté -al saber que aquella carta, aunque sólo fuera momentáneamente, los entristeció- (II Corintios 7, 8)

  • Y si delante de él me glorié un poco de ustedes, no me avergüenzo de ello. Todo lo contrario, de la misma manera que siempre les he dicho la verdad, también en esta ocasión se comprobó que era legítimo el orgullo que sentí por ustedes delante de Tito. (II Corintios 7, 14)

  • Les aseguro por la verdad de Cristo que reside en mí, que yo no quiero perder este motivo de orgullo en la región de Acaya. (II Corintios 11, 10)

  • Si quisiera gloriarme, no sería un necio, porque diría la verdad; pero me abstengo de hacerlo, para que nadie se forme de mí una idea superior a lo que ve o me oye decir. (II Corintios 12, 6)

  • Porque no tenemos ningún poder contra la verdad, sino a favor de ella. (II Corintios 13, 8)

  • Con todo, ni por un momento les hicimos concesiones, a fin de salvaguardar para ustedes la verdad del Evangelio. (Gálatas 2, 5)

  • Cuando yo vi que no procedían rectamente, según la verdad del Evangelio, dije a Cefas delante de todos: «Si tú, que eres judío, vives como los paganos y no como los judíos, ¿por qué obligas a los paganos a que vivan como los judíos?». (Gálatas 2, 14)

  • ¿Y ahora me he convertido en enemigo de ustedes por decirles la verdad? (Gálatas 4, 16)

  • ¡Ustedes andaban tan bien! ¿Quién les impidió mantenerse fieles a la verdad? (Gálatas 5, 7)

  • En él, ustedes, los que escucharon la Palabra de la verdad, la Buena Noticia de la salvación, y creyeron en ella, también han sido marcados con un sello por el Espíritu Santo prometido. (Efesios 1, 13)

  • Por el contrario, viviendo en la verdad y en el amor, crezcamos plenamente, unidos a Cristo. Él es la Cabeza, (Efesios 4, 15)


“É doce o viver e o penar para trazer benefícios aos irmãos e para tantas almas que, vertiginosamente, desejam se justificar no mal, a despeito do Bem Supremo.” São Padre Pio de Pietrelcina