Encontrados 150 resultados para: árbol del conocimiento

  • y toda altanería que se subleva contra el conocimiento de Dios y reducimos a cautiverio todo entendimiento para obediencia de Cristo. (II Corintios 10, 5)

  • cómo me fue comunicado por una revelación el conocimiento del Misterio, tal como brevemente acabo de exponeros. (Efesios 3, 3)

  • Según esto, leyéndolo podéis entender mi conocimiento del Misterio de Cristo; (Efesios 3, 4)

  • y conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que os vayáis llenando hasta la total Plenitud de Dios. (Efesios 3, 19)

  • hasta que llegemos todos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto, a la madurez de la plenitud de Cristo. (Efesios 4, 13)

  • Y lo que pido en mi oración es que vuestro amor siga creciendo cada vez más en conocimiento perfecto y todo discernimiento, (Filipenses 1, 9)

  • Y más aún: juzgo que todo es pérdida ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por quien perdí todas las cosas, y las tengo por basura para ganar a Cristo, (Filipenses 3, 8)

  • Y la paz de Dios, que supera todo conocimiento, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. (Filipenses 4, 7)

  • Por eso, tampoco nosotros dejamos de rogar por vosotros desde el día que lo oímos, y de pedir que lleguéis al pleno conocimiento de su voluntad con toda sabiduría e inteligencia espiritual, (Colosenses 1, 9)

  • para que viváis de una manera digna del Señor, agradándole en todo, fructificando en toda obra buena y creciendo en el conocimiento de Dios; (Colosenses 1, 10)

  • para que sus corazones reciban ánimo y, unidos íntimamente en el amor, alcancen en toda su riqueza la plena inteligencia y perfecto conocimiento del Misterio de Dios, (Colosenses 2, 2)

  • y revestíos del hombre nuevo, que se va renovando hasta alcanzar un conocimiento pefecto, según la imagen de su Creador, (Colosenses 3, 10)


“Quando te encontrares diante de Deus, na oração considera-te banhado na luz da verdade, fala-lhe se puderes, deixa simplesmente que te veja e não tenhas preocupação alguma”. São Padre Pio de Pietrelcina